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CUADERNOS DE EDUCACIÓN SINDICAL # 44 UN RECTOR A LA ALTURA DE SUS TIEMPOS
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Nota introductoria Con gran satisfacción, la Secretaría de Prensa y Propaganda del STUNAM entrega el número 43 de Cuadernos de Comunicación Sindical con una antología de textos del ex rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, preparada por el compañero Alberto Pulido. Esta compilación era una necesidad, ya que, sin duda, Barros Sierra representó en ese año frontera, 1968, la dignidad y el honor de todos los universitarios mexicanos, agredidos a la sazón por el gobierno reaccionario de Gustavo Díaz Ordaz. Sirva la edición de estos textos como un sencillo homenaje de nuestro sindicato a don Javier Barros Sierra. Gerardo Peláez Ramos |
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En la historia de nuestra Universidad Nacional, contados rectores se han colocado a la altura de los acontecimientos sociales y políticos que ha vivido nuestro país y en particular nuestra máxima casa de estudios. Uno de ellos lo fue el Ing. Javier Barros Sierra, que cuando los acontecimientos que vivimos los estudiantes mexicanos durante el movimiento de 1968 se supo colocar en primera línea, en la defensa de la Autonomía Universitaria, de la comunidad universitaria de la UNAM y de los principios democráticos plasmados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Javier Barros Sierra toma posesión como rector de la UNAM el 6 de junio de 1966, a los pocos días de haber sido destituido el rector Ignacio Chávez Sánchez, como consecuencia de una movilización estudiantil. Dos años más tarde se manifiesta en contra de la represión policíaca, después de haber sido derribada por el ejército mexicano la histórica puerta de San Ildefonso y el 1 de agosto de 1968, encabeza una histórica manifestación de protesta por la violación a la Autonomía Universitaria perpetrada por soldados y policías. El 19 de septiembre, asombrado y consternado por la ocupación militar de las instalaciones académicas de la Ciudad Universitaria levanta su voz de contraria a este acontecimiento, calificando la acción como “Un acto excesivo de fuerza que nuestra casa de estudios no merecía”. Tiempo más tarde, el 23 de septiembre de 1 968, después de serias calumnias en contra de su investidura que provinieron del gobierno, y de otras instancias oficialistas, en una emotiva carta presenta su renuncia al cargo de rector, renuncia que no fue aceptada y que retira a los pocos días, después de haber recibido el apoyo unánime de los universitarios y de otras instancias de la sociedad civil. Javier Barros Sierra con firmeza y digna consecuencia a su papel de universitario se opuso a los excesos gubernamentales que se dieron durante 1968 en contra de los universitarios mexicanos, posición no muy usual entre las instancias de las autoridades universitarias, que en sentido contrario a lo hecho por Barros Sierra, con mano dura han solicitado intervenciones policíacas dentro del campus, como lo hizo de manera lamentable en su tiempo el rector Guillermo Soberón en el rompimiento de la Huelga del STUNAM de 1 977. Sirvan estas palabras para rendir un sentido homenaje al rector íntegro, al universitario de primera línea y al mexicano amante de la nación. A continuación reproduciremos buena parte de las declaraciones y discursos que Barros Sierra externara durante los acontecimientos estudiantiles de 1968, textos que llevan un alto contenido político y socia! que enorgullecen a los mexicanos. Hoy es un Día de luto para la Universidad —
Discurso pronunciado el 30 de julio de 1968 por el Ing. Barros Sierra,
minutos después de haber izado la bandera nacional a media asta
en manifestación de duelo por los acontecimientos sangrientos suscitados
los días previos en el barrio universitario del centro de la Ciudad
de México. “La
Autonomía no es una idea abstracta, es u ejercicio responsable
que debe ser respetable y respetado por todos. Vamos pues, compañeros, a expresarnos. — Barros Sierra pronunció este discurso minutos antes de que encabezara la manifestación del 1 de agosto de 1968. En esta movilización participaron todas las autoridades universitarias, los integrantes del Consejo Universitario, los dirigentes de la Asociación de Trabajadores Administrativos de la UNAM y del Sindicato de Profesores de la UNAM, así como maestros, estudiantes, trabajadores y padres de familia de la UNAM y del IPN. Las cifras de participantes en la movilización se calcularon entre 100 y 150 mil personas. “Al saludarlos fraternalmente, quiero comenzar con indicar que, por petición de numerosos sectores de maestros y estudiantes de la Universidad, y para demostrar una vez más que vivimos en una comunidad de nuestra manifestación se extenderá hasta la esquina de Insurgentes y Félix Cuevas “Se efectuará en ese lugar una expresión en forma de discursos y retornaremos a nuestra Casa por la misma ruta. Quiero decir que confío en que todos sepan hacer honor al compromiso que han contraído. Necesitamos demostrar al pueblo de México que somos una comunidad responsable, que merecemos la autonomía, pero no solo será la defensa de la autonomía bandera nuestra en esta expresión pública; será también la demanda, la exigencia por la libertad de nuestros compañeros presos, la cesación de las represiones. Será también para nosotros un motivo de satisfacción y orgullo que estudiantes y maestros del Instituto Politécnico Nacional, codo con codo, como hermanos nuestros, nos acompañan en esta manifestación. Bienvenidos. Sin ánimo de exagerar, podemos decir que se juegan en esta jornada no solo los destinos de la Universidad y el Politécnico, sino las causas más importantes, más entrañables para el pueblo de México. En la medida en que sepamos demostrar que podemos actuar con energía, pero sólo dentro del marco de la ley, tantas veces violada, pero no por nosotros, afianzaremos no sólo la autonomía y las libertades de nuestras casas de estudio superiores, sino que contribuiremos fundamentalmente a las causas libertarias de México. Vamos pues, compañeros, a expresarnos. Y no necesito repetirles una vez más que estemos alertas sobre la actuación de posibles provocadores. Los provocadores, lo señalo desde ahora, si los hay espero que no, confío en que no—, serán objeto del repudio mayoritariamente abrumador de la comunidad universitaria. Y yo, lo digo desde ahora y sin ambages, seré el primero en denunciar los ante nuestra universidad y ante la opinión pública. Muchas Gracias”. Nuestra lucha no termina —Al finalizar la manifestación del 1 de agosto, durante el mitin realizado en la explanada de rectoría, el rector pronunció este discurso —publicamos sólo fragmentos del mismo—, y posteriormente pidió un minuto de silencio en memoria de los caídos durante la represión del 26, 27 y 28 de julio. “Hemos demostrado al mundo que nuestras instituciones son participantes directas de un destino justiciero que priva en México.” “La fuerza del uso de la razón, sin menoscabo de la energía, dio lugar a exponer ante el pueblo la figura de la Universidad que está consciente de sus principales problemas y angustias.” “Nunca me he sentido más orgulloso de ser universitario como ahora... porque es la Universidad, son nuestras instituciones las que generan el espíritu con que habremos de afrontar los problemas pero también que sabe apreciar sus triunfos’. “Nuestra lucha no termina con esta demostración. Continuaremos luchando por los estudiantes presos, contra la represión y por la libertad de la educación en México”. …los exhorto a que asuman,... la defensa moral de la Universidad —El miércoles 18 de septiembre de 1968 el ejército mexicano ocupó las instalaciones de Ciudad Universitaria, acción en donde fueron detenidas más de 500 personas. Al día siguiente, el Ing. Barros Sierra publicó la siguiente declaración: “La
ocupación militar de la Ciudad Universitaria ha sido un acto excesivo
de fuerza que nuestra casa de estudios no merecía. De la misma
manera que no merecía nunca el uso que quisieron hacer de ella
algunos universitarios y grupos ajenos a nuestra institución. —Texto de la renuncia al cargo de rector que presentó Barros Sierra a la Junta de Gobierno de la UNAM. El funcionario fue orillado a tomar esa determinación debido a las presiones y críticas que recibió del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y de otros círculos oficiales. A los tres días de presentada la renuncia la retira, después de haber recibido el apoyo de la Comunidad Universitarias y de otros círculos de la sociedad civil. “México
DF a 23 de septiembre de 1968. “Ustedes
conocen de sobra los últimos hechos que han afectado a nuestra
casa de estudios. Sin necesidad de profundizar en la ciencia jurídica,
es obvio que la autonomía ha sido violada, por habérsenos
impedido realizar, al menos en parte, las funciones esenciales de la Universidad.
Ello, independientemente del respeto al domicilio, en este caso los recintos
universitarios, basado en el artículo 16 de la Constitución
aunque este aspecto ha sido objeto de amplios debates y se han sostenido
opiniones discrepantes. Me parece importante añadir que, de las
ocupaciones militares de nuestros edificios y terrenos, no recibí
notificación alguna, ni antes ni después de que se efectuaran. “Ojalá, dicho sea de paso, que los estudiantes recapaciten ahora en su conducta y contribuyan., en la parte que les toca, a que se restablezca la tranquilidad pública, marco indispensable para el avance de la democracia y de la justicia en México. “Los problemas de los jóvenes sólo pueden resolverse por la vía de la educación, jamás por la fuerza, la violencia o la corrupción. Esa ha sido mi norma constante de acción y el objeto de mi entrega total, en tiempo y energías, durante el desempeño de la rectoría. “Mas la situación presenta ahora una nueva fase: estoy siendo objeto de toda una campaña de ataques personales, de calumnias, de injurias y de difamación. Es bien cierto que hasta hoy proceden de gentes menores, sin autoridad moral; pero en México todos sabemos a qué dictados obedecen. La conclusión inescapable es que, quienes no entienden el conflicto ni han logrado solucionarlo, decidieron a toda costa señalar supuestos culpables de lo que pasa, y entre ellos me han escogido a mí. “La Universidad es todavía autónoma, al menos en las letras de su ley; pero su presupuesto se cubre en gran parte con el subsidio federal y se pueden ejercer sobre nosotros toda clase de presiones. Por ello es insostenible mi posición como rector, ante el enfrentamiento agresivo y abierto de un grupo gubernamental. En estas circunstancias, ya no le puedo servir a la Universidad, sino que resulto un obstáculo para ella. ‘En virtud de las consideraciones anteriores, me veo en la imperiosa necesidad de presentar a ustedes mi renuncia irrevocable como rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, con la súplica de que sea aceptada de inmediato. “Debo agradecer a ese honorable cuerpo universitario la confianza, la solidaridad y el estímulo con los que continuamente me honró. “También quiero dejar constancia de la colaboración y comprensión que obtuve siempre del Consejo y Patronato universitarios; de los señores directores de Facultades, Escuelas e Institutos, así como de los colaboradores nombrados por mí y de la gran mayoría de los maestros, investigadores, funcionarios, estudiantes y empleados de nuestra Institución. “Por último, aprovecho el muy digno conducto de ustedes para expresar mis votos más fervientes por que nuestra Universidad logre superar en breve su actual crisis, como ha sabido hacerlo tantas otras veces. “A
t e n t a m e n t e …nos obliga a todos los universitarios.., a servir al país con nuestro mayor empeño y con un patriotismo activo. —Parte
del texto escrito por Barros Sierra en donde acepta continuar al frente
de la UNAM, Esta actitud la asumió el Rector después de
haber recibido el apoyo de la Junta de Gobierno de la UNAM, del Consejo
Universitario y de la comunidad universitaria, con el fin de que siguiera
en sus funciones. “Nuestras tareas inmediatas serán: Restablecer el orden universitario y demandar al gobierno la desocupación de nuestros recintos por las fuerzas militares, para reanudar cuanto antes las labores...’. “...Si ningún universitario debe ser víctima ocasional de injurias y calumnias, sólo por el cargo que desempeña, ningún miembro de nuestra casa de estudios debe recurrir a la ofensa a funcionario alguno. La razón, los argumentos claramente expuestos, las demandas legalmente manifestadas, deben ratificar que pertenecemos a una institución cultural. “La nación ha hecho suya a la Universidad, como lo dijo en 1910 su fundador; esta realidad ha sido, en el actual conflicto, plenamente comprobada ella nos obliga a todos los universitarios, a corresponder con nobleza y a servir al país con nuestro mayor empeño y con un patriotismo activo. “A la joven generación, en ocasiones incomprendidas, porque quiere romper con hábitos de los adultos, la aguardan empresas que exigirán su más decidido esfuerzo, su imaginación y su desinterés. Para poder cumplir con ellas, para ser dignas de sus ideales, debe ser una generación preparada en el estudio y la acción creadora…” “...La Universidad tiene una misión principal: Formar hombres; educarlos; hacerlos útiles a México. Los jóvenes lo saben, los maestros lo enseñan, los trabajadores colaboran en esta vasta tarea...”. CUADERNOS
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