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CUADERNOS DE EDUCACIÓN SINDICAL # 34

¡NOSOTROS LOS TRABAJADORES DE LA UNAM!

 
   

 

Secretario General: Nicolás Olivos Cuéllar
Secretario de Prensa y Propaganda: Alberto Pulido Aranda.
Elaboraci6n de los Cuadernos: Alberto Pulido A., Agustín Castillo L., Armando Altamira G., Esperanza Paredes, Ángel Granados.
Antonio Muñoz Ángel Alvarado (Tipografía),
Gustavo Godinez (Diseño)
Mecanografía: Amparo Flores Almazán. Arnulfo Jiménez (Impresión). Trabajo de Apoyo: Gabriel Caballero y Fidel Reza.

Distribuci6n Gratuita
Editados por la Secretaria de Prensa y Propaganda del STUNAM

 

   
     

Presentación

El objetivo del presente Cuaderno de Comunicación Sindical de Armando Altamira es dignificar la calidad del trabajo que desempeñan los trabajadores universitarios. Es una selección de los textos que ha publicado en su sección Perfiles laborales que cada semana aparece en el periódico UNIÓN.

Mediante estos textos ha quedado demostrado la alta responsabilidad que imprimen muchos compañeros en las diversas dependencias universitarias y su publicación, aparte de ser un estímulo a su desempeño es importante publicitario para erradicar las falsas apreciaciones que de mala leche se pretenden dar como ciertas en boca de personas que obran de mala fe y que insisten que el trabajador universitario se cataloga como flojo e irresponsable. la realidad dista mucho de esas apreciaciones y Perfiles laborales se encarga de demostrarlo.

Que puedo decir del autor de estos textos, pues es ya conocida su calidad como escritor y conocedor del diario acontecer en los centros de trabajo. Quiero solamente agregar que Armando es un periodista que se forjó en la práctica diaria a través de la pluma y la cámara fotográfica. Son cientos ya los artículos y fotografías que ha publicado desde 1984 en el semanario UNIÓN Considero que la publicación de una antología de sus trabajos es sin duda un estimulo y un reconocimiento de aquellos que lo conocemos muy bien. lo apreciamos y tenemos el privilegio de contar con su amistad.

Febrero de 1992
Alberto Pulido A.


UNIÓN número 300
9 de diciembre de 1991
PRIMO JIMÉNEZ DEL CISM UN ARTISTA ENTRE NOSOTROS

Crear es siempre un movimiento hacia la libertad. Y como todos queremos ser siempre más y más libres, pues todos creamos. El maestro Primo tenía en sus manos una máscara y la observa, le da vueltas y nos la pasa. La agarro, le doy vueltas y se la turno a Antonio Muñoz, mi compañero en la entrevista.

-¿La sienten? -nos dice.

Si Mahler nos preguntara de su música "¿La sienten?", ¿significaría lo mismo para él que para nosotros?

-Con el tiempo adquieren las manos la sensibilidad suficiente para poder comunicarse con el material y con las cosas -nos explica.

Manos ordenando al cerebro? Algunos amigos míos, zoólogos, aseguran que la mano prensil facilitó el desarrollo del cerebro. Pero no falta un espontáneo que diga que el cerebro es el que dirige la batuta de la orquesta. Y más que el cerebro, la inspiración. Aunque esto ya es un poco más difícil de situar geográficamente.

Como sea, creemos que el pensamiento no puede permanecer encerrado. La palabra grosera de una persona simple ("¡Adiós mamazota!") o el poeta frente al público de la Casa Universitaria del Libro ("Yo tuve una cabaña en África"). Todo eso tiene que ser dicho.

Las psicologías que no expresan sus pensamientos acaban distorsionadas. Como las ollas expres sobre el fuego a las que se les ha atrofiado la válvula de escape. Se puede hablar, musicalizar, escribir, esculpir, hacer mímica. Individuos, partidos, religiones, sindicatos. Todos tiene, sus maneras de expresión, lemas, símbolos. Ni el Dios mismo del judeocristianismo pudo soportar por más tiempo su silencio sideral y un día tuvo que empezar a hablar, a manifestarse y a crear. Agarró arcilla y... sus manos empezaron a modelar. Igual hace el maestro Primo con sus máscaras de cartón.

Cualquiera puede crear, con el "simple" acto de hablar o hacer una mímica. Pero no todos están conscientes que lo están haciendo. Máscaras para representar, máscaras para esconderse. Muchos pueblos de la Tierra cultivan este arte desde la antigüedad. Entre nosotros nada más hay que recordar las máscaras teotihuacanas recubiertas con jade. Tal vez en el hecho de estar conscientes, o no, de que se está haciendo arte, estriba el hecho de aceptar que hay artistas y no artistas.

El Centro de Investigaciones y Servicios Museológicos (Museo Universitario de Ciencias y Arte) posee una extensa colección de máscaras de cartón y madera. Verdaderas obras de arte procedentes de diferentes épocas y lugares del país. En ocasiones son expuestas al público. Su conservación y restauración nada más puede llevarlo a cabo alguien que esté a la altura de los creadores de aquellas piezas. y estaría por verse si todo creador viviría como restaurador. Uno de esos artistas- restauradores es el maestro Primo. Desde luego, él lo niega. Asegura que su trabajo es puramente artesanal. Como quien dice, un paso atrás de los artistas, de los que crearon todo aquello. Escuchamos su punto de vista a este respecto:

-Los artistas poseen certificados que los acreditan como tales. Se sujetaron a una disciplina, un programa de estudios.

Formulamos una pregunta tonta:

-¿Usted dónde se hizo, maestro?

Si hubiésemos hecho esta pregunta a Mozart de seguro alguien nos habría arrojado una maceta a la cabeza. ¿Dónde se hace el genio de los artistas? Algunos pueblos fueron artistas pero después ya no fueron. Realmente es como un "genio" que anda de aquí para allá.

-Solo, por allí. De chico iba a las ferias y si veía alguna máscara, o juguete de cartón deteriorados, les preguntaba si querían que se las reparara. Me las llevaba a casa y las arreglaba. Así de sencillo. Después me he documentado de técnicas e historias del arte.

De todas maneras nos explica algo de técnica para hacer máscaras de cartón. En la colección de la pared del fondo se ven muñecas de cartón color rosa mexicano con las que jugaban nuestras abuelitas, antes que fuéramos tan civilizados que usáramos juguetes de plástico, hechos en troquel, por millones y por quién sabe qué operador de qué máquina. También hay piezas arqueológicas originales teotihuacanas y de otras partes que esperan pacientes su turno para ser restauradas por él.

Aquí las piezas no son objetos. Tienen vida pero es una existencia cuya frecuencia sólo conocen las manos del artista. Lo escuchamos con atención tratando de ponernos en contacto con el artista, no con el hombre que tenemos enfrente. El es un trabajador "administrativo". Y esa es una de las grandes situaciones que tiene esta Universidad Nacional. Posee "objetos" culturales de inapreciable valor, y también trabajadores que están calibrados para poder garantizar su conservación.

Entre los trabajadores de muchas dependencias universitarias los hay que han desarrollado, o que poseen, una sensibilidad y una destreza para estas labores de calidad que francamente se queda uno asombrado.

Desde el principio de la entrevista el maestro Primo sujetaba entre sus manos una caja de cartón, apenas del tamaño de un lápiz.

-Dejé para lo último mostrarles esta cosa.

Abrió la caja y nos enseñó su contenido. En el interior había más de cien piezas representando figuras humanas o de animales. Algunas tenían un centímetro de tamaño. Todas estaban pintadas o vestidas.

-Es una colección de un inmenso valor cultural

-agregó-. Y algunas figuras necesitan restauración.

Nos asombramos. No tanto de las piezas. Más bien volvemos a preguntarnos ¿dónde se hace la sensibilidad de los artistas?

Paula Calzada y Oropeza
Trabajadora del Centro de Instrumentos
LA ENTREVISTA MAS CORTA*

"Ingresé a trabajar a la Universidad en julio de 1982. Soy Auxiliar de Intendencia. He tomado el curso de Introducción a la Universidad. Terminé mi primaria, desde entonces. Estudié la Secundaria Abierta y últimamente el "Curso de Promoción de Auxiliar de Intendencia a Oficial Administrativo", dijo en 10 segundos Paula Calzada y Oropeza, una compañera de edad adulta, trabajadora del Centro de Instrumentos.

Antes había la filosofía porfirista, o hacendística, de trabajar. Ahora primero se estudia todo lo que se puede y luego sigue la etapa del trabajo.

El trabajo empírico, manual sin connotaciones artesanales, al menos en México, es una secuela de la esclavitud colonial. Ni había escuelas para el pueblo ni tampoco importaba que este recibiera capacitación técnica.

Nuestra Universidad se abrió recién consolidada la conquista española, es cierto, y estamos orgullosos de que haya sido la primera en el continente. Pero para los hijos de los europeos y de uno que otro cacique incondicional de ellos.

No convenía que las masas se prepararan. Podrían volverse peligrosas, se pensaba. Pero además no había industrias, como no fueran las "estratégicas", entre las que destacaban la extracción de plata y oro.

El progreso, es decir, la capacitación, siempre fue de las minorías. El resto, que eran las más, se quedaban ignorándolo casi todo. Y esto, por desgracia, de una manera u otra, hemos venido arrastrándolo hasta nuestros días. El pueblo quiere saber, pero no tiene acceso a los lugares indicados. No hay recursos, se dice, no hay sitios suficientes.

Los trabajadores universitarios no son ajenos a este sombrío panorama. El 10 de diciembre, en ocasión de entregar la Secretaría de Educación del STUNAM, las constancias de estudios por haber cumplido con el curso llamado precisamente "Curso de Promoción de Auxiliar de Intendencia a Oficial Administrativo", Nicolás Olivos Cuéllar, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la UNAM, hacía mención a este panorama desde la tribuna del Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras, en los siguientes términos:

"Hace algunos años planteamos por la vía de algunas direcciones, en donde funcionarios comprensivos decidieron colaborar, en que la extensión de la Universidad fuera dirigida, en primer término a sus trabajadores, para que hubiera un panorama distinto del que se observaba en aquella época, en donde un alto porcentaje de compañeros, dolorosamente, había que reconocerlo en esa época, y aun hoy, no cubrían su educación elemental".

Fue seguramente, la de Paula, la entrevista más corta que se haya hecho. Pero ella nos habla de la disposición que tienen los mexicanos de progresar, aprender, trabajar y vivir. Pero también de una serie de carencias que el país no ha sabido resolver para sus habitantes.
*Realizada el2 de diciembre de 1991, en ocasión de los festejos de conmemoración del Vigésimo aniversario de fundado el CI (inédita).

UNIÓN número 280
13 de mayo de 1991
Antonio Hernández y Roberto Amelco
Dos artistas en la talla en madera

Nos ha invadido el modernismo con su inagotable capacidad para sorprendernos. Es cautivador, sabroso, cambiante y explorador. Pero lleva en su esencia el estigma de la corta duración. Pronto envejece y muere. En su atropellado afán por captar nuestra atención hasta hace copias de las obras maestras. Pero copias son y también pronto pasan. Los humanos muy embebidos en esta práctica irracionalmente modernista, también pronto envejecen psicológicamente de tanto querer seguir el ritmo mercadotécnico, aunque biológicamente sean jóvenes. Y también pasan.

La producción en serie destinada para competir en el mercado la hacen pocos ingeniosos pero necesitan de un gran mercado consumidor. Entre más cosas de estas se tengan, o entre más frecuentemente se cambien, y se desechen las anteriores, mayor será la sensación de pertenecer a un status de vida diferente. Es decir "superior", aunque pocos a estas alturas podrían decir qué quiere decir esto.

Con frecuencia vemos "bazares" en las puertas de las casas particulares, de prácticamente todas las capas sociales de la ciudad, y esto no es más que el intento de hacer lugar en el desván para volver a llenarlo con cosas nuevas. Un par de botas que hace tres meses se compraban en medio millón, ahora se venden en el bazar casero a 5 mil. Se encuentran en buen estado, pero ya pasó esa moda.

Individuos que proceden de países europeos se quedan con los ojos abiertos ante esta situación pues ellos han pasado por mil vivencias apuradas y aprecian en todo su valor "la pátina del tiempo". Pero nosotros somos vecinos del país más grande en cuanto a fabricar chácharas se refiere y ante esa manera de ver las cosas no hemos salido del todo incólumes, pese al pobre poder adquisitivo de nuestra moneda.

El maestro Antonio Hernández Cortés nos comenta, que los muebles para el hogar, la oficina, la sala de juntas o el auditorio, han seguido el mismo rumbo. Antonio es trabajador de la Preparatoria "Ezequiel A. Chávez", la '7". El y el maestro .Roberto Amelco Hernández, su compañero de trabajo de prácticamente toda la vida, están encargados del taller de carpintería de este plantel. Lo que salga de madera ellos lo resuelven. Pero también lo que se ofrezca de creación y restauración que precise el tallado fino, ellos son los abocados.

Empero, proceden de una época en que la hechura de un mueble era de confección artesanal. Entonces cada mueble tenía parte de lo racional y también de lo anímico y espiritual del que lo hacía. A partir de entonces esa madera poseía algo más que átomos y tallado. Tenía algo personal. Es decir, algo vital de la persona. Era una madera animada y llena de dinamismo. A eso se debe que un precioso mueble artesanal se perciba completamente diferente a un precioso mueble hecho en torno.

Pero conforme apareció el modernismo, hecho en serie, fueron desapareciendo los artistas. La habilidad personal en el manejo de la gurbia fue suplantada por la habilidad mecánica de manejar el torno.

La Universidad Nacional es uno de los pocos lugares en el país que han sabido conservar, entre tanto modernismo que circula por sus aulas y sus pasillos, ese gusto superior por el arte en la talla de madera y es prácticamente la Prepa 7, con la más encomiable vocación por este tipo de muebles, la que abriga entre sus paredes a estos dos artistas. Además los aprecia en todo lo que valen como trabajadores. La sala de juntas, donde se reúnen los maestros del plantel, y también las autoridades, posee una hermosísima mesa y una serie de sillones que son piezas de arte, de artesanía.

En otras partes, como la sala de El Generalito, en Justo Sierra 16, y la bellísima sala de la dirección del ex Instituto de Geología (ahora Museo del Instituto de Geología) frente a la alameda de la colonia Santa María la Ribera, y muchas otras, conservan ese sello de los tiempos en que los humanos pensaban más en la creación que en la producción.

La Universidad Nacional sabe conservar el privilegio de contar entre su personal con estos dos artistas en el arte de esculpir la madera, como son los maestros Antonio y Roberto. Y estos a su vez viven el privilegio de poder poner su destreza al servicio de la UNAM.

Las autoridades montaron una exposición en la que exhibieron algunos de los trabajos realizados por los ebanistas de la Prepa 7 que se llamó ARTE EN MADERA. Por un mes estuvo en la sala 121 del Antiguo Colegio de San Ildefonso, a partir del 14 de marzo. "Como homenaje a dos preparatorianos que han ayudado a conservar para las generaciones actuales valiosos tesoros del propio Colegio, de la Escuela Nacional Preparatoria, de nuestra Universidad y de México".

El Comité Ejecutivo del sindicato y los trabajadores administrativos, por medio de UNIÓN, se unen a este reconocimiento que la Universidad hace a dos de los nuestros. Con ellos se pone de manifiesto que no es suficiente crear una obra de arte sino capacitar a las generaciones actuales para que estas lo hagan con las posteriores, con el objeto de estar en disposición, o en la preparación necesaria, para conservar aquella creación.

Los ebanistas de la Prepa 7 han propuesto a las autoridades Ies permitan desarrollar una especie de cursos prácticos para capacitar a ebanistas en el tallado de madera.

La UNAM tiene lugares que son auténticas joyas ya sean arquitectónicas, pictóricas o de contenido. Valdría se institucionalizaran visitas guiadas para que el público conociera estos lugares. Edificios preciosos como los del citado Museo de Geología, y auditorios como el Generalito, es donde hay muchas cosas de madera labrada que se deberá conservar.

Como anécdota Antonio Hernández nos comenta que ellos han elaborado escudos de las distintas universidades públicas del país, pero que de estas quedan pocos.

Entrevista al maestro
MANUEL COLUNGA
¡ANTES QUE SE LEVANTE EL TELÓN!

Pasó la mano a lo largo de aquel tramo de rampa de madera que conducía de las primeras filas de butacas, del público hacia el escenario. Un teatro dentro de otro teatro. Extrajo un clavo suelto de entre las tablas y lo guardó en su bolsa.

-Por aquí deben de subir los actores, descalzos, y cualesquiera de ellos se ensartaría un pie -dijo y nos invitó a pasar al lugar que le servía para examinar los planos.

El escenario estaba casi oscuro pues faltaban unos días piara que se estrenara CASA DE COMEDIAS. Golpes de martillo y cortes con cerrote se escuchaban por todos lados. Figuras entre el alto cortinaje se movían revisando cada quien su tarea.

El simple detalle del clavo daba toda la información profesional del maestro Colunga. Responsable para construir la escenografía de aquella pieza teatral donde actuarían Ofelia Medina y Arturo Beristain. Aprendiz de tramoya en los tiempos de los teatros-carpas de hace cuarenta años de la ciudad de México, Colunga era parte de aquello.

En tres días más tendría lugar la primera función al público, pero para cuando en la sala, llena de espectadores, se apagaran las luces y se levantara frente a ellos el telón, y los artistas empezaran a desarrollar su obra, un pequeño ejército de trabajadores, como hormigas en torno del escenario, debían revisar todos los detalles de construcción, funcionalidad e iluminación.

Sus movimientos, su forma de expresarse del teatro, de los artistas que había conocido en su vida "muchos artistas de valía en la plenitud de su carrera y otros grandes que apenas empezaban", no eran los de un contratista, o de alguien que para efectuar un trabajo manual, recién se asoma a ese mundo tras bambalinas. ¿Trabajo manual aquel, sí pero más técnico, pero sobre todo artístico?

Es un quehacer de continua creatividad. Hacer y deshacer buscando la perfección proporciona libertad al individuo. Los creadores del universo, del mundo y de los hombres del Popol Vuh procedieron de la misma manera.

Detrás del telón es el mundo de Colunga. Ha sido maestro de muchos y ahora es el responsable de un grupo de trabajadores dedicados a esa singular tarea. Ellos se entienden de construir la escenografía de los teatros de la Zona Cultural. Son trabajadores de base.

Ve hacia sus manos que juegan con una "pluma atómica" en tanto nos relata la responsabilidad que sentían él y sus colaboradores cuando preparaban los elevadores, plataformas de actuación, donde debían desarrollarse las escenas de "El Dandy del Hotel Savoy", en la que también tomó parte, y principal, Arturo Beristain.

-Los probábamos una y otra vez. Si eran siete actores los que debían estar, nosotros nos subíamos quince".

Inclina sobre su escritorio, del segundo nivel del Juan Ruiz de Alarcón, examina, a manera de ejemplo, un plano.

-En ocasiones se me deja libertad para diseñar el escenario. En otras me proporcionan los planos, a escala, para construirlo.

Fernando Contreras, también de la Secretaría de Prensa del Sindicato, le pregunta algo.

-Aprendí el oficio en la calle -dijo.

Se tardó un poco en agregar:

-Esto es de lo que se crea, más bien que se aprende. Se saben técnicas, pero el resorte interior del individuo es el que le va a dar vida a esas técnicas. Se parece mucho a la actuación, en cierto sentido, ¿de que servirían las técnicas si no se vence la inhibición frente al público?

Empezó en esto de manera un tanto accidental. Como electricista. En teatros-carpa. Pero se dio cuenta que ese mundo de creación le atraía de manera especial.

-Esto fue hace cuarenta años. Desde entonces he participado en el montaje de muchísimas escenografías. He tenido la enorme satisfacción de conocer y hacer amistad con numerosos actores. Entre otros lugares trabajé algunos años en el Palacio de Bellas Artes. Después me vine a la Universidad.

-Usted es trabajador "administrativo", maestro, qué puede decirles, a manera de saludo, a los trabajadores "administrativos" de las otras dependencias universitarias?

-Que el mundo del teatro es alimento para el espíritu. Sin él se nos haría muy difícil de soportar lo cotidiano. El teatro es la cultura misma, o parte esencial de ella. Que vengan, que fomenten en sus hijos la costumbre de frecuentar el teatro. Tenemos grandes artistas,como son los de CASA DE COMEDIAS. También que un Centro Cultural como el que tiene la UNAM, en el lado sur de Ciudad Universitaria, no lo van a poder encontrar en muchísimos países de este planeta. Aquí lo tenemos nosotros. Es nuestro. No lo desaprovechemos.


CUADERNOS YA EDITADOS
1. "Muero como viví ¿Cómo decirles Adiós? Seis Cartas de Vanzetti.
2. "Historia del Primero de Mayo". (Primera Edición).
3. "Carlos Marx 1883-1983" Recopilación.
4. "Bertolt Brecht: Intelectual Comprometido".
S. "Agresiones Armadas Yanquis contra México". Cronología.
6. "Las Calles de México". Luis González Obregón.
7. "El asalto a San Bruno". Alberto Pulido A.
8. "Zapata y Villa en la Ciudad de México". J. Grigulevich.
9. "El Rock y su Contenido Social
10. "Un día Dos de Octubre de 1968". Antología.
11. "Rubén Jaramillo. Un Profeta Olvidado". Raúl Macín.
12. "De Indios y Vaqueros".
13. "Sandino y Nicaragua".
14. "Rajatabla". Luis Brito García.
15. "Historia del Primero de Mayo". (Segunda Edición)
16. "Manuel Buendía: un hombre, una huella, un ejemplo" Francisco Martínez de la Vega.
17. "Cuentos para niños Sobre Derechos Humanos". (Antología). Marco A. Sagastume.
18. "RENATOgramas de LEDUC". Recopilación.
19. "La línea dura en el Rock", Alberto Pulido A.
20. "El Mexicano", Jack London.
21. "Los Wobblies, Activistas Sindicales". Morais Boyer.
22. "Los Literatos Malditos". Antología.
23. "Una modesta proposición". Jonathan Swift
24. "150 Frases Célebres". Recop. de Alberto Pulido A.