El
Movimiento del 68 en la poesía
Presentación
Sin
duda, el Movimiento Estudiantil Popular de 1968 cimbró las estructuras
caducas del sistema político mexicano. El derramamiento de sangre
que generó, las grandes movilizaciones que vio crecer y morir,
el boteo, el brigadeo, el poner a generaciones anteriores en el banquillo
de los acusados, el atreverse a disentir de lo establecido; en pocas palabras
el poder ser capaces de crear consignas y eclipsarlas con poesía
y esperanzas de cambios mentales, todo este río de emociones nos
forjaron a las generaciones que tuvimos la suerte de haber vivido a plenitud
esos días ya tan lejanos en el tiempo pero tan cercanos en nuestra
forma de ser y sentir la vida.
Algunos
nos llaman soñadores; otros más hasta de frustrados nos
tachan; pero también existen aquéllos que nos han colocado
en peldaños superiores por considerarnos partes de un todo que
logró a partir del 68 cimentar al México que hoy tenemos,
no del todo perfecto como esperábamos, pero sí perfectible.
Y así lo afirmamos muchos de los que participamos en esas experiencias
imborrables, ya que gracias a 1968, la poesía es más madura,
la forma de hacer política es más abierta, la existencia
de espacios democráticos para luchar por el cambio son más
amplios. Aunque cabe reconocer que falta mucho por andar, pero eso sí
el final del sendero ya es más claro y preciso. Todo esto y más
representa para nosotros lo vivido durante el movimiento estudiantil mexicano
de 1968.
Y
hoy para recordar esas gestas, y por cumplirse su 20 aniversario, hemos
recopilado una serie de poesías representativas, de literatos mexicanos
que escribieron en el papel para la posteridad sus sentimientos forjados
al Calor de los acontecimientos estudiantiles. Todos ellos escritores
de renombre como: Octavio Paz, José Emilio Pacheco, Jaime Sabines,
Gabriel Zaid, Rosario Castellanos, Efraín Huerta y Paco Ignacio
Taibo. Sin duda no se encuentran todos los que han abordado el tema, han
sido muchos y desgraciadamente por falta de espacio no hemos podido incluirlos.
pero bien vale la pena recomendar dos libros en donde se han recopilado
los testimonios poéticos de los no presentes: 53 poemas del 68
mexicano, recopilados por Miguel Aroche Parra y Poemas sobre el movimiento
estudiantil de 1968, conjuntados por Marco Antonio Campos.
Con estas disculpas de rigor y por justicia a los ausentes, queremos invitarlos
a gozar de este folleto, como lo hicimos nosotros al elaborarlo y poder
recordar las experiencias otorgadas por este gran acontecimiento social
mexicano.
Julio
de 1968
Alberto Pulido Aranda.
MÉXICO:
OLIMPIADA DE 1968
Octavio
Paz
A Dore y Adja Yunkers
Delhi, a 3 de octubre de 1968
"Siempre" No. 801, octubre 30, 1968.
La limpidez
(Quizá valga la pena
Escribirlo sobre la limpieza
de esta hoja)
No es límpida:
Es una rabia
(Amarilla y negra
Acumulación de bilis en español)
Extendida sobre la página.
¿Por qué?
La vergüenza es ira
Vuelta contra uno mismo:
Si
Una nación entera se avergüenza
Es león que se agazapa
Para saltar.
(Los empleados
Municipales lavan la sangre
En la Plaza de los Sacrificios.)
Mira ahora,
Manchada
Antes de haber dicho algo
Que valga la pena,
La limpidez.
LECTURA
DE LOS "CANTARES MEXICANOS"
José Emilio Pacheco
"Siempre", No. 802, noviembre 6, 1968.
El llanto se extiende
gotean las lágrimas
allí en Tlatelolco.
(Porque ese día hicieron
una de las mayores crueldades
que sobre los desventurados mexicanos
se han hecho en esta tierra).
Cuando todos se hubieron
reunido,
los hombres en armas de guerra,
los hombres que hacen estruendo,
ataviados de hierro
fueron a cerrar las salidas,
las entradas, los pasos.
(Sus perros van por delante,
los van procediendo.)
Entonces se oyó el estruendo,
entonces se alzaron los gritos.
Muchos maridos buscaban a sus mujeres.
Unos llevaban en brazos a sus hijos pequeños.
Con perfidia fueron muertos,
sin saberlo murieron.
y el olor de la sangre
mojaba el aire
y el olor de la sangre mojaba el aire.
y los padres y madres
alzaban el llanto.
Fueron llorados,
se hizo la lamentación de los muertos.
Los mexicanos estaban muy temerosos:
miedo y vergüenza los dominaban.
y todo eso pasó con nosotros.
Con esta lamentosa y triste suerte
nos vimos angustiados.
En la montaña de los alaridos,
en los jardines de la greda
se ofrecen sacrificios
ante la montaña de las águilas
donde se tiende la niebla de los escudos.
Ah yo nací
en la guerra florida,
yo soy mexicano.
Sufro, mi corazón se llena de pena.
Veo la desolación que se cierne sobre. el templo
cuando todos los escudos se abrasan en llamas.
En los caminos yacen
dardos rotos.
Las casas están destechadas.
Enrojecidos tienen sus muros,
Gusanos pululan por calles y plazas.
Golpeamos los muros de adobe
y es nuestra herencia
una red de agujeros.
Esto es lo que ha hecho el Dador de la Vida
allí en Tlatelolco.
JAIME
SABINES
(Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1925)
TLATELOLCO, 68
1
Nadie sabe el número exacto de los muertos,
ni siquiera los asesinos,
ni siquiera el criminal,
(Ciertamente, ya llegó a la historia
este hombre pequeño por todas partes,
incapaz de todo menos del rencor.)
Tlatelolco será
mencionado en los años que vienen
como hoy hablamos de Río Blanco y Cananea,
pero esto fue peor,
aquí han matado al pueblo:
no eran obreros parapetados en la huelga,
eran mujeres y niños, estudiantes,
jovencitos de quince años,
una muchacha que iba al cine,
una criatura en el vientre de su madre,
todos barridos, certeramente acribillados
por la metralla del Orden y la Justicia Social.
A los tres días,
el ejército era la víctima de los
desalmados,
y el pueblo se aprestaba jubiloso
a celebrar las Olimpiadas, que darían gloria a México.
2
El crimen está allí,
Cubiertos de hojas de periódicos,
con televisores, con radios, con banderas olímpicas.
El aire denso, inmóvil,
el terror, la ignominia.
Alrededor las voces; el tránsito, la vida.
y el crimen está allí.
3
Habría que lavar no sólo el piso: la memoria.
Habría que quitarles los ojos a los que vimos,
asesinar también a los deudos,
que nadie llore, que no haya más testigos.
Pero la sangre echa raíces
y crece como un árbol en el tiempo.
La sangre en el cemento, en las paredes,
en una enredadera: nos salpica,
nos moja de vergüenza, de vergüenza, de vergüenza,
Las bocas de los muertos
nos escupen
una perpetua sangre quieta.
4
Confiaremos en la mala memoria de la gente,
ordenaremos los restos,
perdonaremos a los sobrevivientes,
daremos libertad a los encarcelados,
seremos generosos, magnánimos y prudentes.
Nos han metido las ideas exóticas como una lavativa,
pero instauramos la paz,
consolidamos las instituciones;
los comerciantes están con nosotros,
los banqueros, los políticos auténticamente
(mexicanos,
los colegios particulares,
las personas respetables.
Hemos destruido la conjura,
aumentamos nuestro poder:
ya no nos caeremos de la cama
porque tendremos dulces sueños.
Tenemos Secretarios
de Estado capaces
de transformar la mierda en esencias aromáticas,
diputados y senadores alquimistas,
líderes inefables, chulísimos,
un tropel de putos espirituales
enarbolando nuestra bandera gallardamente.
Aquí no ha
pasado nada.
Comienza nuestro reino.
5
En las planchas de la Delegación están los cadáveres,
Semidesnudos, fríos, agujerados,
algunos con el rostro de un muerto.
Afuera, la gente se amontona, se impacienta,
espera no encontrar el suyo:
"Vaya usted a buscar a otra parte".
6
La juventud es el tema
dentro de la Revolución.
El Gobierno apadrina a los héroes.
El peso mexicano está firme
y el desarrollo del país es ascendente.
Siguen las tiras cómicas y los bandidos en la televisión.
Hemos demostrado al mundo que somos capaces,
respetuosos, hospitalarios, sensibles
(¡Qué Olimpiada maravillosa!),
y ahora vamos a seguir con el "Metro"
porque el progreso no puede detenerse.
Las mujeres, de rosa,
los hombres, de azul cielo,
desfilan los mexicanos en la unidad gloriosa
que construyen la patria de nuestros sueños.
GABRIEL ZAID
(Monterrey, Nuevo León, 1934)
LECTURA DE
SHAKEASPEARE
(Soneto 66)
Asqueado de todo esto,
me resisto a vivir.
Ver la Conciencia forzada a mendigar
y la Esperanza acribillada por el Cinismo
y la Pureza termida como una pesadilla
y la Inquietud ganancia de pescadores
y la Fe derrochada en sueños de café
y nuestro Salvajismo alentado como Virtud
y el Diálogo entre la carne y las bayonetas
y la verdad tapada con un Dedo
y la Estabilidad oliendo a establo
y la Corrupción, ciega de furia, a dos puños:
con espada y balanza.
Asqueado de todo esto,
preferiría morir,
de no ser por tus ojos, María,
y por la patria que me piden.
-1968
NO HAY QUE PERDER LA PAZ
¿Sigue usted
indignado,
Señor Presidente?
Mala cosa es perder
por unos muertitos,
que ya hacen bostezar
de empacho a los gusanos,
la paz.
Todo
es posible en la paz.
1971
ROSARIO CASTELLANOS
(México, D. F, 1925-Jerusalén, 1974)
MEMORIAL
DE TLATELOLCO
La oscuridad engendra
la violencia
y la violencia pide oscuridad
para cuajar el crimen.
Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche
para que nadie viera la mano que empuñaba
el arma, sino sólo su efecto de relámpago.
¿Y a esa luz,
breve y lívida, quién? ¿Quién es el que mata?
¿Quiénes los que agonizan, los que mueren?
¿Los que huyen sin zapatos?
¿Los que van a caer al pozo de una cárcel?
¿Los que se pudren en el hospital?
¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto?
¿Quién?
¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie.
La plaza amaneció barrida; los periódicos
dieron como noticia principal
el estado del tiempo.
y en la televisión, en el radio, en el cine
no hubo ningún cambio de programa,
ningún anuncio intercalado ni un
minuto de silencio en el banquete.
(Pues prosiguió el banquete.)
No busques lo que
no hay: huellas, cadáveres
que todo se le ha dado como ofrenda a una diosa,
a la Devoradora de Excrementos.
No hurgues en los archivos pues nada consta en actas.
Más he aquí
que toco una llaga: es mi memoria.
Duelo, luego es verdad. Sangre con sangre
y si la llamo mía traiciono a todos.
Recuerdo, recordamos.
Esta es nuestra manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la máscara.
Recuerdo, recordemos
hasta que la justicia se siente entre nosotros.
DEL
MIEDO Y LA COMPASIÓN
Efraín Huerta
A mis amigos y compañeros del IPN
Noviembre 24 de 1971.
A las 5:30 del día
diez
fulguré como un elemental agonizante.
No veo el año ni el mes
ni los secretos podridos
ni los silencios rotos pero prolongados
como los gusanos y las babosas.
Hoy debo repetir mi
miedo
la fisura de mi pánico
la verde costa de los desnudos pies
sobre las calles ultrajadas.
Dulcemente a solas
me miento la madre,
porque yo SI procure, procuro algo,
canceroso procurador
-hígado roto, riñones de cemento-,
procurador de la miseria y de los muertos,
muerto vivo, poeta funeral,
nacido en junio, en
junio muerto,
testigo, testimonio,
dolorido hasta los ascos,
ardido por mis hijos y mis hermanos apaleados,
asesinados.
Dios
nos bendiga,
diez, dieces de junio, dioses de siempre,
y compadezcamos a Dios
que tampoco vio nada.
SEPTIEMBRE:
Inédito
Paco Ignacio Taibo
Un día,
el día en que no me detuvieron,
en que ni siquiera me tocaron los golpes,
porque la ley y el orden
me desprecian un rato
descuidados
(era de tarde, llovía).
se olvidaron de mí.
Era un día en que caminé por Insurgentes y los
coches azules
llenaban la calle
hasta sacarla.
Ese día
tenía de papelitos
arrugados
llenando los bolsillos.
Si me hubieran registrado
me hubiera sido imposible explicarles
cómo fueron escritos
(es difícil explicar cosas así),
bajo qué luz,
con quiénes,
en qué horas del día
repartía mis pequeños odios con el odio grande
de los miles que éramos.
Es difícil
explicarles a ellos.
Los papeles del bolsillo, digo,
eran poemas, o casi,
eran días asustados, gastados, sonrisas repartidas como
volantes en las
esquinas,
eran pintas chiquitas,
casi para mí mismo,
para situarme en el planeta genial
que era hoy la ciudad,
declaraciones insólitas de mi complicidad conmigo mismo,
con lo que estábamos haciendo.
Si entonces ese día,
alguien hubiera dicho
¿de dónde han salido?;
¿quién los hizo?
Son subversivos, reflejan tu anarquismo, tu desconfianza
del mundo,
tus problemas sexuales, tu falta de tristeza, tu soledad
corrupta;
son muestra de que eres aún adolescente, de que en el
fondo desconfías de tí mismo.. .
yo hubiera dicho:
ivete a la mierda! Son sólo poemas; poemas solamente,
y reflejan (nada refleja) todas esas cosas...y además,
todos tenemos papeles en los bolsillos.
Pero hoy, otro día,
si me preguntan qué pasó con ellos,
sería difícil explicar
explicar que estaban por aquí,
que se fueron por las alcantarillas mientras su autor
(corría,
que se derritieron de sudor entre los dedos,
o que están aquí porque los he guardado.
¿Acaso importa? Los volvería a hacer.
CUADERNOS YA
EDITADOS
1. "Muero como viví ¿Cómo decirles Adios?"
Seis Cartas de V anzetti.
2. "Historia del Primero de Mayo". (Primera Edición).
3. "Carlos Marx 1883-1983". Recopilación.
4. "Bertolt Brecht: Intelectual Comprometido". Alberto Pulido
A.
5. "Agresiones Armadas Yanquis contra México". Cronología.
6. "Las Calles de México". Luis González Obregón.
7. "El Asalto a San Bruno". Alberto Pulido A.
8. "Zapata y Villa en la Ciudad de México". J. Grigulevich.
9. "El Rock y su Contenido Social".
10. "Un día Dos de Octubre de 1968". Antología.
11. "Rubén Jaramillo. Un Profeta Olvidado. Raúl Macín.
12. "De Indios y Vaqueros".
13. "Sandino y Nicaragua".
14. "Rajatabla". Luis Brito García.
15. "Historia del Primero de Mayo. (Segunda Edición).
16. "Manuel Buendía: un hombre, una huella, un ejemplo"
Francisco Martínez de la Vega.
17. "Cuentos para niños sobre Derechos Humanos. (Antología).
Marco A. Sagastume
18. "RENATOgramas de LEDUC". Recopilación.
19. "La línea dura en el Rock". Alberto Pulido A.
20. "El Mexicano". Jack London.
21. "Los Wobblies, Activistas Sindicales". Morais Boyer.
22. "Los Literatos Malditos". Antología.
23. "Una modesta proposición". Jonathan Swift.
24. "150 Frases Célebres". Recop. de Alberto Pulido A.
25. "París la Revolución de Mayo". Carlos Fuentes.
26. "El Movimiento del 68 en la Poesía". Recopilación
de Alberto Pulido A.
|