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CUADERNOS DE EDUCACIÓN SINDICAL # 2

EL 1° DE MAYO

   

 

Cuadernos de Educación y Cultura del STUNAM
Secretario General: Evaristo Pérez Arreola
Secretario de Educación y Cultura: Armando Solares B.
Elaboración de Folletos: Alberto Pulido A., Agustín Castillo L., Miguel S. Mayén, René Rivas O., Rito Teran O.
Distribución Gratuita
El contenido de este folleto fue tomado del original, editado en mayo de 1937, intitulado: "Historia del 10 de Mayo", editado por la confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo.

 
   

PRESENTACIÓN

La publicación de este segundo cuaderno de educación y cultura del STUNAM, es importante por dos razones. En primer lugar por el tema que se aborda, como acontecimiento fundamental para la historia del movimiento obrero en todo el mundo, pues a partir del primero de mayo de 1886, el proletariado de todos los países se unifican para salir a la calle y recordar a los mártires que murieron por luchar en favor de la jornada de trabajo de ocho horas. En segundo lugar por ser el presente texto una reedición del original, publicado por primera vez el Primero de Mayo de 1937, en Morelia Michoacán, bajo los auspicios de la Confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo, lo cual le da un valor muy importante, por ser este recientemente rescatado del as librerías de viejo y hoy en día reimpreso.

La importancia del Primero de Mayo, como fe- cha histórica puede ser apreciada con la lectura del texto incluido en el presente cuaderno. Con esto creemos, hemos salvado el primer paso. Ahora bien, para tener un panorama más completo de esta fecha, es necesario apuntar algunos datos de lo que fue la primera celebración del Primero de Mayo en nuestro país.

En México, por primera vez y bajo los auspicios del Partido Obrero Socialista se recordó a los mártires de Chicago, un primero de mayo de 1912, con una manifestación que recorrió la Avenida Juárez, movilización encabezada por varios dirigentes del incipiente movimiento obrero mexicano, entre los cuales se encontraba Pablo Zierold, destacado miembro de la dirección del POS. Paralelamente a lo acontecido en la ciudad de México, en las páginas del periódico "El Socialista", se narraba la historia de esta fecha. Asimismo en varios puntos de nuestro territorio, como fueron Veracruz y Tampico, se supo de varias huelgas estalladas por obreros petroleros, en conmemoración de tan importante fecha. Por último, desde el recinto de la Cámara de Diputados, el Legislador Santiago J. Sierra, a través de un discurso, propuso fuera tomando el Primero de Mayo como día festivo y de combate por todo el proletariado mexicano. Esta propuesta fue aceptada por la clase obrera, la cual se ha manifestado en las calles hasta la actualidad, pese a la distorsión que los líderes oficialistas han querido hacer de esta jornada, la cual la han convertido en un dar las gracias al presidente en turno.

La labor de nosotros, los trabajadores universitarios, como uno de los destacamentos del sindicalismo clasista, es la de rescatar esta fecha y convertirla en lo que debe ser: un acontecimiento de lucha, en donde se levanten las demandas más apremiantes del conglomerado obrero y se patentice y refuerce la solidaridad clasista.

Después de lo anterior, te invitamos a leer este cuaderno, a apreciarlo como lo que es, un texto realizado por un obrero (Rafael Zavala Ferrerira, quien fuera tipógrafo), escrito en 1937 Y ahora rescatado por el STUNAM, para que lo aprecies y valores.

Febrero de 1983.
Alberto Pulido Aranda


HlSTORIA DEL PRIMERO DE MAYO

El origen del primero de mayo se encuentra estrechamente ligado con la lucha a favor de un día de trabajo más corto una demanda de la más alta significación política para la clase trabajadora. &ta lucha es manifiesta casi desde los albores del sistema industrial en los Estados Unidos.

Aunque la demanda por mayores salarios parece ser la causa más prevalente de las huelgas en este país, la cuestión de las horas más cortas y el derecho de organizarse siempre se han mantenido en primer término, en cuanto los obreros han formulado sus demandas contra los patrones y el gobierno. Al intensificarse la explotación y sentir más hondamente los obreros la rudeza de las horas de trabajo tan inhumanamente largas, la demanda por una reducción de horas se hizo sentir fuertemente.

Ya en los primeros años del siglo 19, los obreros en los Estados Unidos se quejaban de trabajar desde "el alba hasta el crepúsculo", el día de trabajo que entonces prevalecía. No poco comunes eran los días de trabajo de catorce, dieciséis y aún hasta de dieciocho horas. Durante el jurado por conspiración contra los líderes de los obreros peleteros en 1806, se hizo saber que había empleados que trabajaban de 19 a 20 horas diarias.

Los años de 1820-30 se encuentran repletos de huelga a favor de una reducción en las horas de trabajo y demandas bien definidas por un día de 10 horas hicieron su aparición en muchos centros industriales. La organización de lo que se considera como el primer sindicato obrero en el mundo, el Sindicato de Mecánicos de Filadelfia, que se estableció dos años antes de que se formó en Inglaterra, puede atribuirse definitivamente, a la huelga del gremio de obreros constructores en Filadelfia en el año de 1827, quienes lucharon por el día de 10 horas. Durante la huelga de panaderos en Nueva York en el año de 1834, el "Working man's Advocate" (Abogado de los Obreros) periódico obrero informaba que "jornaleros, empleados en el negocio de las panaderías, han estado sufriendo, año tras año, condiciones de trabajo aún más negras que las de los esclavos egipcios. Han tenido que trabajar un promedio de 18a 20 horas, de las 24 del día".

Las demandas en estos lugares a favor de un día de 10 horas pronto se convirtió en un movimiento que, aunque tuvo que detenerse por la crisis de 1837, obligó al gobierno federal, bajo la presidencia Jde Van Buren, a decretar el día de 10 horas para los empleados federales. La lucha por la universidad del día de 10 horas continuó sin embargo durante varias décadas. Se acaba de obtener esta demanda en un número de industrias y ya los obreros alzaban la bandera a favor de un día de ocho horas. La febril actividad en la organización de sindicatos obreros durante los años de 1850 dió nuevos impulso a esta demanda que por el momento se detuvo por la crisis de 1857. Esta demanda, no obstante las condiciones reinantes, tuvo éxito en unos cuantos sindicatos bien organizados. Es de notarse que el movimiento a favor de un día de trabajo más corto, no era peculiar a los Estados Unidos, sino que prevalecía donde los, obreros se encontraban bajo la explotación del naciente sistema capitalista, comparándolo el hecho de que aún en el lejana Australia, los obreros constructores alzaron el grito de "ocho horas de trabajo, ocho horas de recreo y ocho horas de descanso" y obtuvieron esta demanda en 1856.


COMIENZA EL MOVIMIENTO DE LAS OCHO
HORAS EN LOS ESTADOS UNIDOS.

El movimiento de las 8 horas que directamente dio lugar al primero de mayo, debe, sin embargo, atribuirse al movimiento general que se inició en los Estados Unidos en el año de 1884. No obstante, ya una generación antes, una organización obrera nacional, que en sus comienzos prometía desarrollarse en un centro organizador militante de la clase obrera americana abordó la cuestión del día de trabajo más corto y propuso organizar un amplio movimiento a su favor. Los primeros años de la Guerra Civil Americana, 1861-1862, vio cómo desaparecían los pocos gremios de trabajadores que se habían formado antes de iniciarse la guerra, especialmente la Unión de Vaciadores así como la Unión de Maquinistas y Herreros. Los años subsecuentes fueron testigos de la Unificación, en una escala nacional, de un gran número de organizaciones obreras, y la necesidad de que se formara una federación nacional de todas estas uniones obreras se hizo cada día más evidente.

El 20 de agosto de 1866, se reunieron en Baltimore delegados de más de treinta uniones obreras que formaron la N.L.U. (Unión Nacional Obrera). El movimiento a favor de la organización nacional, lo dirigió William H. Sylvis, dirigente de la Unión de Vaciadores reconstruida quien aunque joven, fue la figura dominante en el movimiento obrero de aquellos años. Sylvis tenía ligas por correspondencia, con los dirigentes de la Primera Internacional en Londres y ayudó a influenciar a la Unión Nacional Obrera para que estableciera relaciones con el Consejo General de la Internacional.

En la convención fundadora de la Unión Nacional Obrera en 1866, se acordó lo siguiente:

La primera y grande necesidad ingente de la actualidad, libertar el trabajo de este país de la esclavitud capitalista, es la promulgación de una ley, por la cual las ocho horas sean el día de trabajo normal en todos los Estados Unidos de la Unión Americana. Resolvemos ejercer toda nuestra fuerza hasta que se haya obtenido este glorioso resultado. La misma convención votó a favor de una acción política independientemente para asegurar la promulgación legal del día de 8 horas y la "elección de hombres dispuestos a sostener y representar los intereses de las clases industriales".

El programa y política del incipiente movimiento obrero, aunque primitivo y no siempre sano, tenía como base el sano instinto del proletariado y hubiera servido de punto de partida para el desarrollo de un genuino movimiento revolucionario obrero en este país a no ser por los falsos reformistas y políticos capitalistas que más tarde infestaron las organizaciones obreras y las dirigieron por sendas torcidas y erróneas. Así hace 67 años, la organización nacional del trabajo americano, la N .1. U., se manifestó: en contra de la "esclavitud capitalista" y a favor de la acción política independiente.

Se formaron ligas por-ocho-horas como resultado de la N.L.U.; y debido a las actividades políticas que desarrolló dicha organización, varios gobiernos de los Estados Unidos adoptaron el día de ocho horas en obras públicas y el Congreso de los Estados Unidos aprobó una ley similar el año de 1868.

Sylvis siguió en contacto con la Internacional en Londres. Debido a su influencia como presidente de la organización, la N.L.U. acordó, en su convención de 1867, cooperar en el movimiento internacional de la clase obrera y en 1869 aceptó la invitación del Consejo General y envió un delegado al Congreso de Basilea. Desgraciadamente, Sylvis murió antes de la convención de la N.L.U., y A.C. Cameron, editor del Working man's Advocate que se publicaba en Chicago, fue como delegado en su lugar. En un acuerdo que se tomó en el Consejo General, se hizo manifiesta la condolencia por la muerte de este joven líder obrero americano que tanto prometía.

"Los ojos de todo el mundo estaban puesto en Sylvis quien, como general que era del ejército proletario, tenía a su favor una experiencia de diez años, además de sus grandes cualidades... y Sylvis ha muerto". La falta de Sylvis fue una de las causas que contribuyó más poderosamente a la decadencia que pronto sufrió el movimiento y a la cual se debió que desapareciera la N:L:U


NACE EL PRIMERO DE MAYO

La Primera Internacional dejó de existir como organización internacional en 1872, fecha en que sus oficinas centrales se pasaron de Londres a Nueva York, aunque no fue oficialmente disuelta hasta- 1876. Fue en el primer congreso de la Internacional reconstruida que más tarde se conoció con el nombre de la Segunda Internacional, que se reunió en París en el año de 1889 en que el Primero de Mayo se estableció como día en que los obreros del mundo, organizados en sus partidos políticos y uniones obreras, habrían de luchar a favor de una importante demanda política: el día de ocho horas. La resolución de París tuvo su influencia en la que se acordó en Chicago cinco años antes, por delegados de una naciente organización obrera americana. La Federación de Gremios Organizados y Uniones Obreras de los Estados Unidos y Canadá, que más tarde se hizo conocer bajo el nombre abreviado de la Federación Americana del Trabajo (A.F. of. L.) En la cuarta convención de esta organización, el 7 de octubre de 1884, se acordó lo siguiente:

La federación de Gremios Organizados y Uniones Obreras de los Estados Unidos y Canadá ha acordado que ocho horas es el día de trabajo legal a partir del Primero de Mayo de 1886, y recomienda a las organizaciones obreras de su jurisdicción enmienden sus leyes de conformidad Con este decreto, para la fecha anteriormente señalada.

Aunque nada se dijo respecto de los métodos que la Federación esperaba utilizar para establecer el día de ocho horas, es evidente que una organización que en aquel entonces contaba con 50,000 asociados no podía declarar "que ocho horas es el día de trabajo legal" sin luchar a su favor en los talleres, fábricas y minas en que trabajaban sus miembros y sin tratar de llevar a la lucha aún mayores contingentes de trabajadores. La recomendación a las uniones afiliadas de que "enmienden sus leyes de conformidad con este decreto ", se refería al pago de beneficios a sus miembros, quienes entrarían en huelga el Primero de Mayo de 1886 a favor del día de ocho horas y que probablemente tendrían que mantener su actitud el tiempo necesario para necesitar la ayuda de la unión. Como esta acción de huelga tendría un carácter nacional y traería como consecuencia la huelga de las organizaciones afiliadas, las uniones, de acuerdo con sus estatutos, tenían que obtener el acuerdo a favor de la huelga de sus miembros, Y especialmente en vista de que sería necesario gastos, etc. Hay que tomar en cuenta que la Federación, tal como la A.F. of L. actual, estaba organizada sobre bases voluntarias federativas Y las decisiones de una convención nacional eran obligatorias a las uniones afiliadas, sólo que estas endosarán el acuerdo.

Este movimiento tuvo su epílogo trágico con el ajusticiamiento de los principales dirigentes de esa lucha. Después de 22 días de proceso absurdo, la voz de los jurados al servicio del capitalismo, se enderezó con saña contra los obreros, con8iderándolos culpables y sentenciándolos a 4 de ellos a la horca Y los demás a prisión perpetua, con excepción de Shaaubect y Schelinger que se dejaron arrastrar por la ambición Y traicionaron a sus compañeros; Y de Luis Lingg que se suicidó en su celda, colocándose un cartucho de dinamita en la boca.

Esa sangre, obrera sacrificada por el capitalismo pesa para siempre sobre el régimen burgués como una maldición implacable, que no podrán borrarla nunca.

El capitalismo brutal Y sanguinario tendrá que comparecer al tribunal de los trabajadores, en el cual deberá responder de sus crímenes Y ahí estarán las figuras sangrientas de aquellos abnegados trabajadores que ofrendaron sus vidas en esa jornada trágica en beneficio de la colectividad.