El asesinato realizado contra los luchadores sociales, los anarquistas
Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti en la cárcel Charlestown, Massachusetts,
en los Estados Unidos, el 23 de agosto de 1927, dio paso a toda una serie
de manifestaciones de repudio por el vil e injustificado crimen, a estos
italianos se les culpó de la muerte a balazos del pagador y guardaespaldas
de una fábrica de calzado y por el robo de un dinero destinado
para el pago del salario de los trabajadores de la misma fábrica.
Crimen y robo que no Cometieron. Por este supuesto fueron apresados el
5 de mayo de 1920 mientras se trasladaban en tranvía de Bridgewater
a Brockton cuando llevaban consigo propaganda anarquista, lo cual los
hacía aún más sospechosos para la policía.
La década de los años veinte después de la Primera
Guerra Mundial, y de la implantación del primer Estado Socialista
en la URSS, hizo que la burguesía y el gobierno de los Estados
Unidos lucharan contra todo tipo de movimientos progresistas, lo cual
fue pretexto para que se desencadenara una política contra los
"bastardos subversivos", tal razón la encontraron en
el artesano Sacco, zapatero como especialización y del vendedor
de pescado Vanzetti. Era una campaña violenta, de persecución
contra los activistas y trabajadores de los movimientos progresistas y
de izquierda.
El proceso de consumación del asesinato de Sacco y Vanzetti se
prolongó por más de siete años; fueron condenados
por ser italianos con profesión de ideales libertarios y no por
delitos del fuero común. Y al termino del proceso, el conocido
bandolero portorriqueño Celestino Madeiro, había confesado
ser el autor del crimen, al mismo tiempo que negaba categóricamente
cualquier participación se Sacco y Vanzetti, ante lo cual la Corte
ni siquiera tomó en cuenta tal declaración.
Las gigantescas marchas y manifestaciones se produjeron por todo el mundo,
no siendo la excepción las acciones de los trabajadores, obreros
e intelectuales mexicanos; en la capital se organizaron marchas, mitines
Y manifestaciones, conformándose et "Frente Unico pro Sacco
y Vanzetti" con el fin de conformar una fuerza unitaria en defensa
de los camaradas anarquistas. En Puebla. Hidalgo, Veracruz y hasta en
lugares apartados de la República se manifestaron los trabajadores
incluyéndose paros como el de los mineros de Jalapa y Pachuca.
Con la postergación de la ejecución, y aún después
del asesinato del 24 de agosto. se demostró a los verdugos de Sacco
y Vanzetti que la lucha continuaba por su defensa y en apoyo solidario.
Con la selección inédita de las cartas deVanzetti, que puede
resultar poco completa e inclusive arbitraria, tratamos de dar un panorama
general de la participación política por los ideales Y principios
libertarios, por los que entregaron su vida estos luchadores del pensamiento
Y acción anarquista.
He aquí pues la selección de las cartas íntimas de
Vanzetti, que si logran su cometido de divulgación hacia los trabajadores
habremos alcanzado su objetivo.
Miguel S. Mayén
Youngstown, Ohio, 14 de mayo de 1918
Queridísimo Papá.
Recibí
hace varios días la carta que escribió Luigía con
fecha 21 de febrero de 1918.
No respondía en seguida porque sabía que pronto cambiaría
de dirección. A esta ciudad la llaman la ciudad del humo. En efecto,
hay aquí varias acerías gigantes que como volcanes, vomitan
día y noche, sin tregua, fuego y humo. Vista desde lejos, la ciudad
parece cubierta por un gigantesco paraguas negro. La guerra ha dado a
la industria del hierro tal impulso, que esta ciudad, enriquecida por
esa industria, atrajo obreros hasta transformarse en un verdadero hormiguero
humano. Y sobre esa gente que suda, todos especulan del modo más
descarado, olvidados del proverbio que dice: a fuerza de tirar, la cuerda
se corta. Hace dos años se corto un poquito, y doscientas casas
ardieron como papel, las fábricas saltaron por el aire, y algún
policía fue derecho, derecho al paraíso.
Ahora, sin embargo, todo anda bien. Las pagas son altísimas, y
la plebe menor puede trabajar hasta dieciséis horas por día.
Así, la ropa esta tan cara que da escalofríos el solo ver
los precios. El baño, que aquí hace mucha falta, porque
en una semana de este trabajo queda uno más negro que una sotana,
cuesta treinta centavos de dólar; en tu casa, te devoran los productos
químicos, te sofoca el aire caliente, y cuando vuelves a ella encuentras
que hay que hacer de todo para ponerla limpia y ordenada.
Mientras la gente se reseca en el trabajo el rostro y los pulmones, una
sola fábrica dio, en ocho meses, treinta millones de dólares
a sus accionistas.
Desde que estalló la hermosa guerra, aquí se hicieron otros
ochocientos millonarios.
Te darás cuenta de que, aunque tengo un trabajo discreto no me
acostumbro mucho a semejante ambiente.
Sin embargo, encontré un buen amigo veneciano, que posee una granja,
y vive en ella, a dos millas de la ciudad, un viaje que cuesta cinco centavos.
Así cambié de casa y de empleo.
El trabajo es mejor, y la paga igual: treinta y ocho centavos la hora.
Por lo tanto, estoy bien en cuanto a casa, gozo del aire puro del campo,
tengo una buena cama y vivimos bastante bien, queso hecho en casa, huevos
recogidos en el gallinero, leche fresca y buenas sopas. Hace apenas diez
días que estoy aquí, y ya me siento mucho mejor.
A propósito, ¿sigue adelante la caja de jubilaciones? Y
en cuanto a mí, ¿cómo te sientes?
Te
pido que seas extenso cuando me contestes.
Deseo
tener noticias de todos ustedes.
Te
beso con afecto, soy tu hijo.
Bartolomeo
Charlestown, Mass., C. de Correo No. 100, 1° de octubre de
1920
Queridísimo padre.
Frené hasta hoy el deseo de escribirte, porque en todo momento
esperé, de un día al otro, poder darte buenas noticias.
Pero las cosas siguen mal, y en vista de ello me decido a escribirte.
Sé lo dolorosa que ha de ser, para ti y todos los míos,
esta contingencia de mi vida, y es precisamente ese pensamiento el que
más me hace sufrir. Los exorto a ser fuertes, como lo soy yo, y
a perdonarme el dolor que involuntariamente y sin culpa les causo...
Ahora
me acusan de homicidio. No he matado, ni herido, ni robado jamás,
pero si ellos hacen lo mismo que en el otro proceso, podrán encontrar
culpable hasta a Cristo a quien ya crucificaron una vez.
Tengo
testigos en mi defensa, y lucharé con todas mis energías.
La lucha será desesperada y con armas disparejas. Tendré
contra mí la ley con sus inmensos recursos; la policía,
que tiene experiencia milenaria en el arte perverso de perder a los inocentes,
segura y protegida, incontrolada e incontrolable en cualquiera de sus
movimientos; el odio de razas y de políticas; la formidable potencia
del oro en un país y en un momento en que se debate en el último
estadio de la degeneración humana, y en que impulsará a
muchos miserables a decir en mi contra las mentiras repugnantes. A esta
formidable coalición de fuerzas, no podré oponer más
que mi inocencia, conocida y reconocida por el pueblo, y el amor y los
afanes de un puñado de generosos que me quieren y me socorren.
El pueblo proclama mi inocencia, pide mi libertad, y si tú supieras
cuánto hizo, hace y hará por mí, te sentirías
orgulloso.
Por lo tanto sé fuerte, y trasmite mi aliento a hermanas, hermanos,
parientes y amigos en general.
Saludos a todos. Besos a mis hermanas y hermanos, y a mis tías.
Saluda a los amigos.
Te pido tu bendición y te envío los más afectuosos
besos
Saludos.
Tu hijo
Queridísimo padre,
Sé que muchos te han escrito Y que algunos fueron a verte, de modo
que te encuentras al corriente de mis asuntos. Te diré, entonces,
que si las cosas tomaron cariz tan grave, ello se debió al hecho
de que quien debía defenderme no lo hizo.
Pero ahora tengo un nuevo abogado, hombre de confianza de capacidad. Se
renovará el primer proceso, Y el segundo,"que fue pospuesto,
comenzará en marzo. Ya te habrás enterado del interés
en mi caso por parte de dos diputados, aparte los trabajadores de Italia,
Malatesta y otros generosos. También los obreros de México,
España y Francia se mueven en mi defensa mediante aportes financieros,
etcétera, etcétera...
Hoy, ya no se puede sacrificar a un hombre sólo porque ame la justicia
y la libertad.
Has de saber que, durante mi prisión en Plymouth, la población
de esa ciudad me trato como uno de sus hijos.
Visitas cotidianas. Flores, cigarros, frutas y confituras con tal abundancia,
que muchas veces me vi obligado a rechazarlos.
Los domingos me traían el almuerzo.
Recibí muchas visitas de Ernesto Bertino y de Caldera.
Ambos hacen mucho por mí.
Todos los días, casi toda la prensa italiana de los Estados Unidos
asume mi defensa.
El domingo pasado me llegó una carta en la cual 200,000 obreros
de Nueva York testimonian su solidaridad conmigo, me piden que conserve
el ánimo y declaran su fe en mi Inocencia.
Estoy
bien de salud, y espero y auguro otro tanto para toda la familia; comprendo
que para Ustedes, menos acostumbrados a la adversidad que yo, la contingencia
por la que atravieso ha de ser dolorosísima. Sin embargo, sería
irrazonable descorazonarse ahora.
Sé que me escribieron, pero no pude aún leer las cartas
de Ustedes. La respuesta a la presente se puede enviar a la siguiente
dirección: Mr. Bartolomeo Vanzetti .box 100 Charlestown Mass.,
USA.
El
reglamento nos permite escribir en italiano las cartas dirigidas a Italia
y, por consiguiente, nos entrega las que llegan de allí en italiano.
En suma, les pido que tengan ánimo y que cuiden su salud.
Besos a Luigina, Ettore y Cenzina. Saludos afectuosos para todos.
Recibe muchos saludos y besos de tu hijo
Bartolomeo
3 de septiembre de 1926
Queridísima
Luigina,
Recibí tu carta del 19 de julio de 1926 con un poco de retraso.
Pude haber respondido antes, y te pido disculpas por no haberlo hecho.
Pasó que estuve ocupado en varios trabajos, todos Urgentes, pero
la causa principal del retraso fue que creí que podría escribirte
antes de ahora, y no me fue posible.
Me alegra el comprender que te envié las informaciones que me pides
en una mía anterior, que espero hayas recibido poco después
de despachar la tuya. ¿Es así?
De manera que te encuentras al corriente, y hasta hoy nada ha cambiado,
por lo que para hablar del caso tendría que repetirme.
Salvo imprevistos, el 15 del corriente se discutirá la moción
Madeiros. Este esta sentenciado a la pena capital, y debió haber
sido ajusticiado durante la semana que comienza el 5 de septiembre. Sin
embargo, anteayer nuestra defensa pidió al gobernador que se postergase
su ejecución, con el fin de que pueda atestiguar en caso de que
nos concedan un nuevo proceso.
El gobernador se negó a presentar el pedido ante sus consejeros
y aconsejó a Mr. Thompson dirigirse al juez Thayer.
Entonces, Mr. Thompson dio al gobernador una gran lavada de cabeza, y
se fue. Tras lo cual, el gobernador accedió a postergar la ejecución
de Madeiros hasta el 28 de octubre.
Yo nada más espero de Thayer, de la Corte Suprema de Massachusetts
y de las autoridades de este Estado. Pero espero todo del pueblo, de los
pueblos, de los amigos, de la gente buena y de los trabajadores.
Y estoy contento de la agitación mundial. Y creo que si esta prosigue,
venceremos.
Mis
amigos vieron en lo del abogado Thompson, al señor B., aquel señor
que fue a visitar a ustedes años atrás. Esta tratando de
ayudarnos. Vi a la señora Evans la semana pasada. Aquí,
todos trabajan febrilmente en la defensa. Y en Europa, hacen lo que pueden.
Por eso les pido que conserven el ánimo, que sean fuertes y que
cuiden su salud. La lucha es áspera, pero creo que terminaremos.
De salud, me encuentro bien,
Cómo están todos ustedes? Coraje, siempre. Saludos a todos
los amigos y parientes, besos a papá , a las tías a Ettore
y a Benzina
Bartolomeo
14 de noviembre de 1926
Queridísima
hermana,
Recibí la tuya el 17 del mes pasado, momentos en que no se conocía
la decisión del juez.
Desde entonces, mis cartas anteriores a la presente re in formaron acerca
de lo que queda por hacer.
Como Ya te lo he dicho, Yo no esperaba otra cosa que lo que pasó,
y la causa nom esta definitivamente perdida, sino todo lo contrario.
Durante el proceso, es decir la discusión, casi toda la prensa
estaba de nuestro lado… pero quien conoce al juez no esperaban nada
bueno de él. Es voz general que está loco.
Nadie aprobó su decisión, o casi nadie, y en cambio la condenaron
la opinión pública y las personalidades más inminentes
de Boston y del mundo.
Los diarios norteamericanos de ayer dicen que, ante el peligro de atentados
y manifestaciones, toda la policía francesa se encuentra movilizada
para proteger la integridad física del gobernador de Massachusetts
y de su señora, recientemente llegados a Francia.
El abogado Thompson espera mucho del gobernador. Yo, nada. Nada espero
de nada que no sea la acción de mis compañeros y de los
trabajadores.
De lo que ocurre en Italia, la prensa a la que se puede prestar atención
dice poco: pero ese poco dice mucho.
¡Ah! ¡Mi pobre Italia!
Pero coraje, siempre: "para los fuertes y los audaces, las vías
del porvenir se abren, seguras".
Seguimos vivos; y la vida es una victoria, de modo que estamos venciendo.
Te mantendré al corriente de todo.
Te beso y abrazo, junto a todos los de casa. Tu hermano.
I
Bartolomeo
Última carta de Vanzetti
Queridos amigos, hermana queridísima.
¡Soy inocente! ¡Puedo tener alta la frente! ¡Mi conciencia
está limpia! Muero como viví, luchando por la Libertad y.
por la Justicia. ¡Ah, ojalá pudiera yo decir a todos los
hombres que no fue por aquel monstruoso delito que me condenaron! Ningún
veredicto de muerte, ningún juez Thayer, ningún gobernador
Fuller, ningún Estado reaccionario como el de Massachusetts, pueden
transformar a un inocente en asesino.
Mi
corazón desborda amor para todos aquellos a quienes quiero. ¿Cómo
decirles adiós? ¡Mis queridos amigos, mis queridos defensores!
Para ustedes, todo el afecto de mi pobre corazón; para ustedes,
toda la gratitud de un soldado caído por la Libertad. Ustedes lucharon
con fe y coraje. No se les puede imputar el desastre. No desesperen. Continúen
la batalla que emprendieron por la libertad y la independencia del hombre.
Mi hermana querida, qué alegría la de volver a verte y oír
tus palabras de amor y de aliento.
Pero creo que fue un terrible error el de hacerte atravesar el océano
para verme aquí. Tú no puedes comprender cuánto sufro
al verte asistir a mi agonía, al verte constreñida a vivir
los sufrimientos que debo afrontar.
Cuando hayas descansado y recuperado la fuerza necesaria, regresa a Italia,
junto a nuestros seres queridos. A esos seres queridos, y a nuestros buenos
y fieles amigos, Llévales mi mensaje de amor y reconocimiento.
¿Qué importa que ningún rayo de sol, que ningún
trozo de cielo, llegue jamás a las prisiones construidas por los
hombres para los hombres?
Yo sé que no sufrí en vano. He ahí que cargo mi cruz
sin duelo.
Pronto, los hermanos no se batirán con sus hermanos; los niños
ya no serán privados del sol, ni alejados del verdor de los campos,
ya no está lejano el día en que ha de haber un pan para
cada boca, un lecho para cada cabeza, felicidad para cada corazón.
Y ese será el triunfo de vuestra acción y de la mía,
mis compañeros y amigos.
Afectuosamente
Bartolomeo Vanzzeti
Impreso
en Centeno 145. Prensista: Gerardo Flamenco L. Se imprimieron 2000 ejemplares.
Cualquier sugerencia al 670 34 33 ext 32 y 37.
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