Sección Internacional El imperativo tecnológico (que dice que todo lo técnicamente posible debe hacerse) está en la base del retorno a la fuerza, en los años 80 y 90, del poder de la tecnocracia. Esta tecnocracia está compuesta hoy en día principalmente por tres grandes grupos sociales: 1. El mundo del negocio financiero e industrial, que gracias a las patentes y a los derechos de propiedad intelectual que las patentes pretenden adquirir, están a punto de volverse los propietarios de la tecno-ciencia mundial y de apropiarse de una parte considerable y creciente de recursos materiales e inmateriales del planeta; 2. El mundo de las grandes estructuras burocráticas, económicas y militares, del poder público (nos referimos, hoy sobre todo por una parte, a la superpotencia de EEUU y, lejos de ella, a los grandes países occidentales. Por otra parte, a las burocracias internacionales de organizaciones como la OMC, el FMI y el Banco Mundial, cuyo poder queda, sin embargo, bajo la hipoteca del poder de EEUU); 3. El mundo de la inteligencia (científicos, expertos representantes del mundo los "media" y de la cultura) cada vez más unidos y aliados, durante estos últimos 20 años, al mundo de los negocios y a las grandes estructuras del poder público. Estos tres grupos comparten y divulgan -con éxito, siendo poderosos- la tesis sobre la adaptación como vía real al aumento, al desarrollo y al bienestar económico y social general. Para ellos, la mundialización actual, la liberación de intercambios, la desregularización de la economía, la privatización, la competencia, son los hijos del progreso tecnológico. Oponerse es insensato. Es por eso que a sus ojos, el papel de la educación tiene una importancia vital, consistente en dar a las nuevas generaciones la capacidad de entender los cambios en curso y las herramientas para adaptarse de manera que se vuelvan cualificadas para seguirlas mejor, incluso dominarlas. La trampa es muy fuerte: la tecnocracia ha conseguido hacer creer, no solamente que la persona humana, el trabajo, la educación, la vida en sociedad no pueden más que adaptarse al progreso de la tecnología, sino que esta adaptación es la vía de la salud, porque el progreso de la tecnología no hace más que acentuar y acelerar los procesos de cambio de las sociedades, volviendo la mundialización aún más irresistible, y por ello incrementando inevitablemente la competencia para alcanzarla. Es extraño en nuestros días escuchar por parte de un directivo occidental que la tecnología deba adaptarse a las exigencias de la persona y sobretodo a las necesidades de miles de seres que incluso hoy, y desde cierto punto de vista cada vez más, son admitidos al acceso a bienes y servicios vitales de base (agua, alimento, alojamiento, salud, educación...). Cuando hablan de ello predominan dos situaciones: o bien hablan para reafirmar la tesis de que, si lo quieren hacer real, la solución a los problemas de la exclusión al derecho a la vida de miles de seres humanos pasa, precisamente, por la tecnología en el marco de la economía libre capitalista de mercado; o bien parece que su acción a favor de la adaptación de la tecnología a las necesidades de estos seres humanos debe implicar una bajada de ganancias en capital para los poseedores del capital y/o una disminución de la competencia empresarial en el país. Entran y salen a conveniencia, para no encontrarse en una posición políticamente incorrecta. Nunca antes la lógica de la oferta tecnológica había influido así directamente sobre el plano cultural, sobre la demanda social. Hoy
en día es la herramienta quien determina de qué hay necesidad.
La herramienta -principalmente el capital financiero- define y mide
el valor, y en nuestro caso, el papel y la utilidad de la educación. De la igualdad a la equidad, o cómo en la sociedad del conocimiento cuando se considera éste como la fuente principal de creación de riqueza en la sociedad capitalista de mercado mundial, el sistema educativo es utilizado como medio de legitimación de nuevas formas de estratificación y de divisiones sociales. La economía y la sociedad del conocimiento son los últimos conceptos utilizados, junto a los de la economía y sociedad de la información, para afirmar que las economías y las sociedades de los países que se dicen desarrollados han pasado de la era industrial, fundada sobre todo sobre las fuentes materiales y capitalistas físicas (tierra, energía, acero, hormigón, ferrocarriles) a la era del conocimiento, fundado principalmente sobre las fuentes y los capitales inmateriales (saber, información, comunicación, logística). Podemos y debemos hablar de la nueva sociedad del conocimiento, puesto que el conocimiento será el recurso fundamental de la nueva economía (new economy) que nacerá con la revolución de los multimedia numéricos y las redes y sus derivados, el comercio, el transporte y la educación virtuales. La empresa virtual, el trabajador virtual. En suma, estaríamos en plena construcción de la sociedad virtual. Según un documento del gobierno británico, la economía fundada sobre el conocimiento (the Knowledege Driven Economy) representa un fenómeno todavía más general que la desindustrialización, la globalización, la era de la información, la economía numérica o desmaterializada. Engloba la explosión y la utilización del conocimiento en todas las actividades de producción y de servicio. (13) La Comisión de la Unión Europea no ha esperado al Reino Unido para celebrar la sociedad del conocimiento y hacer, desde principios de los 90, de la construcción de semejante sociedad el objetivo a largo plazo principal de la Unión.(14) Desde el momento en que el conocimiento es visto y tratado como un capital, fuente principal de creación de riqueza de las sociedades actuales, la identificación entre sociedad capitalista de mercado, sociedad del conocimiento y nueva economía (la economía virtual) es lógicamente inevitable y empíricamente justificada.(15) Las consecuencias están a la vista. Así, por ejemplo, se entiende por qué la empresa está hoy día considerada como el sujeto y el lugar principal para la promoción, organización, valorización y difusión del conocimiento que cuenta para la economía desarrollada. En la cultura dominante, la política pública de la ciencia y de la "Investigación y Desarrollo Tecnológico" no será más que una política al servicio de la nueva economía y de la nueva sociedad del conocimiento. Promover la difusión de un espíritu empresarial y de creación de empresas en un ambiente científico, en las universidades; hacer de la Investigación y Desarrollo bases sólidas para las nuevas empresas industriales, comerciales y de servicios; difundir el espíritu de apropiación privada del conocimiento por medio de una política de promoción y de protección de patentes; re-dinamizar, lo llaman, el sistema educativo para transformarlo en terreno abonado para la formación de jóvenes generaciones que construyan la sociedad del conocimiento; estas son las pautas principales que orientan la política pública de la ciencia, de la educación en EEUU, Canadá y Europa Occidental. En teoría, nada problemático hay en ello, salvando el hecho de que tal fórmula es expresada y aplicada dentro de un contexto marcado por la aparición y el reforzamiento en el mundo de una nueva división social entre cualificados (los que tienen acceso al conocimiento válido) y no cualificados (los que son excluidos de ese acceso o no pueden mantenerlo). Esta división refuerza y agrava las divisiones ya existentes, debido entre otras, a las desigualdades de acceso a la alfabetización de base. Puede ser, en sus orígenes, una división social irreversible a escala humana (varias generaciones) en lo que concierne al ciudadano, por estar fundada en la desigualdad -individual o de grupo- del acceso a la posibilidad de pensar, a aprehender y comprender el mundo y de la capacidad de lograr cierta tranquilidad respecto al futuro personal y colectivo. La trampa con que la sociedad del conocimiento está contribuyendo mucho a enfermar a la educación consiste en hacer de la educación el instrumento de legitimación de la nueva división social. El mecanismo de la trampa opera en tres etapas: Primero el cuadro de referencia. Por todas partes, se dice y se repite que la apuesta principal es la del dominio y la comercialización de la inteligencia, que el poder recaerá en aquellos y aquellas que tengan la maestría o incluso el monopolio del conocimiento. De ahí, explican, la importancia adquirida por el saber. De ahí las estrategias de las ciudades de mantener, gracias a la calidad de sus universidades y escuelas de formación, la mejores cabezas pensantes capaces de atraer a las nuevas e-empresas. De ahí también las políticas de inmigración favorables para los extranjeros en posesión de altos niveles de cualificación profesional, pero cerradas a los que no la tienen. De ahí las políticas dedicadas al desarrollo de tecnópolis, de ciudades de las ciencias, en la misma línea de quienes animan políticas de formación cada vez mas selectivas y orientadas hacia espacios elitistas, deshilando los lazos con la masa de la población. Segundo, la fórmula política general. El mercado es el dispositivo óptimo de regulación porque, se afirma, lleva a cabo la verdadera justicia social por la igualdad. Contrariamente a la injusticia que sería perpetrada por el Estado de Bienestar (a causa de su política distributiva que penaliza la iniciativa individual), la sociedad de mercado es justa, se sostiene, porque da a cada uno la posibilidad de entrar en competencia, da a todos la oportunidad de hacerse cargo, de asegurar su bienestar por su propia iniciativa y creatividad. La sociedad de mercado valora la responsabilidad individual. (16) Por último, la fórmula política específica a la educación. Desde el principio de equidad, un estado (la sociedad políticamente organizada) es justo si crea las condiciones favorables para permitir a todo ciudadano la libertad de acceso a la igualdad de oportunidades desde el principio, y de acceso al sistema educativo desde la educación infantil y siempre a lo largo de la vida. Más allá de esta formación al Estado no debe intervenir. Si el Estado mantiene la máxima libertad de acceso al mercado y un entorno favorable a la libertad de emprender, no intervendrá en corregir las desigualdades económicas y sociales resultantes de las desigualdades entre personas, grupos sociales, países, considerados como naturales, objetivos, inevitables. Tanto más si estas desigualdades están unidas a desigualdades en los conocimientos y cualificaciones adquiridas, certificadas por el sistema educativo. En estas condiciones no es ética, política ni socialmente justo luchar contra las desigualdades asociadas a los niveles de cualificación, de competencia y de rendimientos. (17) De ahí la tesis actualmente aceptada que defiende que habrá desigualdades sociales y económicas que serán legítimas y aceptables por derivar de méritos y esfuerzos individuales verificados, valorados y cuantificados por el éxito escolar. Volvemos a la exaltación exacerbada de la función selectiva del sistema educativo, a su sumisión a las leyes y fuerzas llamadas naturales del mercado. La mistificación y la perversidad de esta trampa son muy evidentes porque es necesario hacer de ello una gran exhibición. Esto nos muestra cómo, en nombre del principio de igualdad, dejamos de lado los recursos humanos que no son, o cesan de ser, eficaces con respecto a las necesidades de nuevas empresas virtuales, y que no se saben desplazar con rapidez por las superautopistas de la información navegando por la Red. Demuestra igualmente que se están construyendo nuevos muros infranqueables, donde el principal material es el conocimiento, entre los recursos humanos nobles (organizados en los gremios profesionales planetarios de tipo corporativo) y los recursos humanos del pueblo, nuevo proletariado de capital mundial. ¿Cómo liberarse de las trampas? ¿Qué hacer? No será la elección hecha en Lisboa en marzo del 2000 por los jefes de estado y de gobierno de los cinco países de la Unión Europea la que libere a los europeos de las cinco trampas. La elección de Lisboa -traducida en un plan de acción por el Consejo Europeo de Feira en junio del 2000- consiste en afirmar que la gran prioridad de los 15 próximos años para los europeos es la construcción de la Europa virtual, con el objetivo de convertirse en 2015 en la nueva economía, la economía virtual más competitiva del mundo. Con este fin, el objetivo primordial es dar a todo europeo, desde las escuelas maternales y primarias, el acceso a la alfabetización numérica con el fin de que estos europeos se conviertan en recursos humanos altamente cualificados y competentes, capaces de competir con éxito, sobre todo con los recursos humanos norteamericanos que habrían tomado -en la nueva economía- una formidable ventaja sobre las europeas, calculada en una decena de años. (18). El acceso para todos a la era de Internet en las escuelas así como la promoción de espacios públicos numéricos europeos ofrecen un pasaporte para Internet y la multimedia. Estas son también las prioridades del nuevo plan de acción gubernamental para la sociedad de la información (PAGSI) presentado en julio del 2000 por Lionel Jospin. Este plan entra perfectamente en la lógica de la elección hecha en Lisboa. Todos los demás países definieron y lanzaron planes análogos. El consenso en muy grande entre los dirigentes europeos. Esto deja al ciudadano un poco perplejo, porque si es indiscutible que el retraso de Europa frente a EEUU en la nueva economía es importante y que la distancia se ensancha día a día, esto no quiere decir que la estrategia adecuada consista en desarrollar una política de innovación tecnológica y una política de educación inspiradas por los mismos principios y las mismas elecciones que son en su origen dos trampas aquí denunciadas. Los dirigentes europeos dan la impresión de tener una corta memoria. ¿Habrán olvidado que el resultado principal de la estrategia común europea y de las diferentes estrategias nacionales (llevadas a cabo a partir de principios de los 80) a favor del desarrollo de la sociedad de información con el fin de reducir el atraso de la competitividad con EEUU y Japón, fue la desaparición de la industria informática europea, con alguna rara excepción, y el reforzamiento de la supremacía de EEUU?, ¿Dónde están los Philips, Bull, Jcl, Olivetti? ¿Hemos olvidado que Philips fue a principios de los 80 la mayor empresa informática europea y que hoy está ausente del mercado? ¿Hemos olvidado que el patrón de la Olivetti de la época, quien no hacía más que impedir la prioridad absoluta de la creación de la sociedad de la información para la competitividad, contribuyó sobre todo a hacer desaparecer sus empresas? ¿Aún no se comprende, después de 20 años de política puesta al servicio de la competitividad, que mientras se descanse en la lógica de la primacía de la oferta tecnológica competitiva a merced del mercado, no hay nada más que unos pocos ganadores en todos los aspectos, incluido el de la educación?. Por lo demás, ¿por qué nuestros dirigentes no prestan atención al hecho de que a pesar de que los EEUU sigan siendo después de los 80 el país más desarrollado del mundo en las tecnologías de la información y de las comunicaciones, las multimedia, Internet, etc., el nivel de instrucción general de la población de EEUU es el más deplorable entre los países llamados desarrollados? Según un estudio de la OCDE, el porcentaje de jóvenes que obtuvieron en los años 50 un diploma en enseñanza secundaria era de alrededor del 80%, entre los más elevados del mundo. En los años 80 bajó entre el 60 y el 70%. En 1996 se supera por poco el 40%. Sin embargo, según este estudio el gasto por estudiante en los EEUU queda entre el más elevado en todos los sectores de la educación. La explicación está en que los estudiantes deben pagar cada vez más cara su educación. (19) ¿Por qué cierran los ojos ante las grandes desigualdades sociales que caracterizan actualmente el acceso a la educación superior en el Reino Unido, donde 90 de cada 100 liceos públicos que hacen pagar cantidades indecentes no educan más que al 7% de la población inscrita en las grammar schools? (20) Tales situaciones ¿no les deberían incitar a una mayor reflexión y prudencia respecto a la prioridad que toman para atrapar a EEUU al nivel de la economía virtual? ¿No deberían aprender la lección y orientarse hacia otra política de educación? ¿Qué otra política de educación? Los trabajos realizados por la UNESCO contienen muy buenas ideas e interesantes pistas para la acción. (21) Estos trabajos sufren, sin embargo, una pobreza genética (lo mismo que los trabajos hechos por la Comisión de Comunidades Europeas en los años 90) por razones comprensibles: ninguno de ellos pone en duda los principios iniciales y las elecciones culturales prioritarias (productividad, recursos humanos, rendimiento, competitividad, excelencia) que impregnan hoy las políticas de innovación y de educación. Evidentemente, las proposiciones inspiradas en principios alternativos tienen muy pocas posibilidades de ser tomadas en consideración. Su rechazo es lo más probable. Sin embargo, no es porque sean políticamente incorrectos que no sean pertinentes, justificados o válidos. Soñamos, en particular, con la campaña lanzada por OXFAM Internacional y la Internacional de la Educación en marzo de 1999 por una educación pública de calidad para todos. (22) Pienso, por mi parte, que el punto de partida para otra educación es el de entregar al sistema educativo el objetivo prioritario de aprender a saber a saludar al otro. Saludar al otro significa que el sistema educativo se da a sí mismo como función original la de hacer enseñar a todo ciudadano a reconocer la existencia del otro, y reconocer la existencia del otro es importante para el yo y para el nosotros. Esto es, en efecto, enseñar a considerar que la sociedad tiene la función y la responsabilidad colectiva de promover y garantizar el vivir conmigo, con nosotros y con el otro. Saludar al otro es, en consecuencia, aprender la importancia del cambio (en la historia de las sociedades humanas) por tensiones creadoras y conflictivas entre la unidad y la multiplicidad, la universalidad y la especificidad, la globalidad y la localidad. Saludar al otro es también aprender la democracia y a vivirla. Esto comporta la asociación y la participación de todos los miembros de una comunidad humana (de la comunidad local a la comunidad mundial) en las actividades de información, de formación, de debate, de concierto, de decisión, de evaluación. La democracia se aprende también en la escuela, en la universidad, en los talleres de formación, porque no puede fundarse sobre las desigualdades entre ciudadanos en su participación en los asuntos de la ciudad, las cuales serán justificadas por su nivel educativo y el grado de sus competencias y cualificaciones. No sabrá tener ciudadanos de 1ª, 2ª y 3ª clase, en función del nivel de instrucción. ¡Esto hará volver a las sociedades de finales del siglo XIX! Saludar al otro es aprender la solidaridad, la capacidad de reconocer el valor de toda contribución -también aunque sea poco cualificada con respecto a criterios de productividad y rentabilidad- de todo ser humano para vivir juntos. Se funda sobre el respeto al otro y de múltiples formas y contenidos de la creatividad personal y colectiva. Quien participa de este principio general de la política de la educación centrada en el desarrollo, la garantía y la participación de bienes comunes que son los conocimientos y el saber, puede y debe contribuir de manera decisiva al movimiento en favor de un desarrollo mundial solidario sobre el plano económico, eficaz sobre el plano social y democrático sobre el plano político. Lejos de ser un arma al servicio de la conquista de mercados por la eliminación de competidores, la educación debe de ser un medio eficaz al servicio de la creación de la riqueza común mundial. Aplicada a toda Europa, esta otra política no dará prioridad a la formación de matemáticos e informáticos en estos centros de búsquedas industriales y militares ricamente equipados, para los que inventan las herramientas que permitan a los europeos conquistar cuotas de mercado en detrimento de americanos o de japoneses. Dará prioridad a la formación de una generación de ciudadanos y de equipos multidisciplinarios con competencias y cualificaciones, permitiéndoles trabajar no solamente para empresas privadas, sino igualmente para nuevas empresas del siglo XXI, las de la economía social, la economía solidaria, la economía local, la economía cooperativa, la economía distributiva. Aspirará a promover en todo el territorio europeo y no solamente en los polos de excelencia o los tecnopolos el desarrollo y multiplicación de lugares, redes, instituciones y organizaciones de creatividad local capaces de idear soluciones adaptadas a los problemas y a los riesgos científicos de diferentes comunidades y regiones de Europa. Esto dará, en fin, una importancia primordial a la cooperación con otras comunidades, regiones y pueblos del mundo para impedir, entre otros, la apropiación privada de conocimientos y asegurar por el contrario su reparto a escala mundial.
Notas 1.
Salvo explicación concreta, utilizaremos el término "educación"
para indicar las dos -educación y formación- siendo conscientes
del hecho de que su gran similitud no significa su total equivalencia.
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