HUELGA DE 1972-1973

Con la exigencia de celebrar la firma de un contrato colectivo de trabajo y, consecuentemente, el reconocimiento del sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad Nacional Autónoma de México (STEUNAM) por parte de las autoridades de la UNAM, el 13 de octubre de 1972 se emplazó a huelga a la institución.

Un año antes, el 12 de noviembre de 1971, 89 trabajadores habían constituido el STEUNAM. Tres días después presentarían solicitud de registro ante las autoridades del Trabajo, mismo que les sería dado hasta varios años más tarde.

La petición de un contrato colectivo fue rechazada por la UNAM y el 25 de octubre la mayoría de las dependencias (preparatorias, facultades, institutos de investigación y centros culturales), con un contingente de 10 mil trabajadores, estallaron la huelga. En los días que siguieron se sumaría el resto.

43 años de no existir contractualmente frente al patrón había sido el precio que los trabajadores de la Universidad Nacional habíamos tenido que pagar por jugar al todo o nada al no escuchar las voces de las minorías que resultaban de los procesos de votaciones para Comité Ejecutivo. El grupo o planilla que perdía acababa por desaparecer de la escena. No había derecho de proporcionalidad. Se desintegraba y con el tiempo la oposición tenía que volver a reagruparse bajo otras siglas y otra composición en sus cuadros para dar la siguiente pelea por el comité ejecutivo. La planilla ganadora le correspondían todas las carteras del nuevo comité ejecutivo. A los perdedores ni siquiera una, así hubiera perdido por poca diferencia.

Votaciones muy sui generis, por cierto, pues no siempre se llevaban bajo las normas que marca la ortodoxia democrática. Para nombrar al nuevo comité ejecutivo hubo algunas veces que votábamos de manera económica, como ahora se dice. En el antiguo auditorio Che Guevara los que tenían el listón verde del lado derecho y los del listón blanco del lado opuesto. Pero en el tiempo del acomodo en las butacas algunos se pasaban con sus amigos que estaban allá y la sección del auditorio que parecía iba a ganar al rato ya era notoria su desventaja, etcétera. 43 años de ingresar a la universidad por gracia del patrón que era el que metía a todos a trabajar.

43 años de irse a la calle cuando el patrón quería. Si alguien se negaba a ir a trabajar a la casa del. administrador ( por el mismo sueldo que percibía en la universidad), o del director o del intendente, a pintar o a desarrollar actividades de albañilería, de servidumbre o de chofer o se atrevía a hacer acciones políticas sindicales más allá de los muros de la universidad, lo que se tomaba como una grave falta a la autonomía universitaria, entonces probablemente era la última quincena que cobraba. En algunas dependencias pasaban años para que se te diera la baja en las nóminas, pero él ya no cobraba desde ese momento. O llegaba un familiar del rancho del administrador y el otro, aunque tuviera ya 15 años laborando en la universidad, quedaba despedido a partir del día 15 o del 30, pues antes no se cobraban los días 10 y 25 como en la actualidad.

No había seguridad de la permanencia en el trabajo, los aumentos de salarios eran inciertos, poco de higiene y seguridad, nada de capacitación, nada de escalafón. Éramos antes porque los entes no se rigen por documentos contractuales. Pero sí existían nombramientos, para efectos de organización administrativa, no para escalafón. Los que hacían labores de limpieza en la nómina aparecían como "mozos". Había mozos de primera, de segunda y de tercera. Todos ganaban lo mismo pero muchos de "primera" eran los bien vistos por las autoridades. Los de tercera eran siempre gente "inconforme y murmuradora". Eran los de hasta abajo. Cuando estalló la primera huelga éstos fueron los más decididos.

El artículo 13 de la Ley Orgánica de la UNAM era el que hacía que la universidad fuera autónoma hasta de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Al menos era la interpretación que le daban las autoridades universitarias. Los asuntos de los trabajadores los decidía el consejo universitario. Y nadie más. Mantener encendida la llama de la idea de una agrupación para trabajadores a lo largo de esos 43 años teniendo tan desgraciado con veneración de clase para todos aquellos viejos sindicalistas que actuaron ese medio siglo bajo las más diversas y numerosas siglas por las que pasaron varias generaciones de ellos, desde aquel lejano 26 de septiembre de 1929 en que se constituyó la Unión de Empleados de la Universidad Nacional de México Autónoma (UEUNMA). Los líderes de la organización eran los que hacían denodados esfuerzos por reinstalar todo cuanto trabajador rescindido podían.

La huelga duró 83 días y con la obtención de la firma del contrato colectivo de trabajo se levantó con un postrer mitin celebrado el 15 de enero de 1973 en la explanada del lado norte bajo el edificio de Rectoría. Entre otras cosas, se había ganado la exclusividad en la contratación para el sindicato.

Al día siguiente de estallada la huelga, es decir el 26 de octubre, unos mil trabajadores agrupados en una organización, que en el principio se llamó Coalición de Trabajadores de la UNAM realizaron un mitin en "las islas" de Ciudad Universitaria manifestando que estaban en desacuerdo con los líderes del STEUNAM. Hasta muchos días después dentro de la huelga presentarían a rectoría su pliego petitorio. Con el tiempo desaparecerían como movimiento aparte y su contingente acabaría sumándose a la corriente mayoritaria siempre con una actitud de oposición. Practicar en adelante el voto individual, universal y secreto y aceptar una oposición en el seno mismo de un sindicato triunfante, a pesar de la oposición activa de estos trabajadores contra el mismo sindicato, conferirles lugares en la conformación del comité ejecutivo según cierta cantidad de votos, fue lo que dio al sindicato de trabajadores de la Universidad Nacional su carácter moderno, de cabalidad, dentro de la concepción democrática, lo que le aseguraba permanencia en la salvaguarda del recientemente ganado contrato colectivo de trabajo, que por alguno años se le llamó "convenio".

En todo el tiempo que duró la huelga los sueldos no fueron suspendidos. Esta circunstancia dio materia para que sus impugnadores calificaran el movimiento de "político". Los delegados sindicales, es decir, el primer consejo general de huelga que hubo en la Universidad Nacional, por parte de los trabajadores, lo explicaba como "un logro de la huelga misma" y en todo caso estaba planteado desde el pliego petitorio presentado a las autoridades de la UNAM, cuyo punto decía: "Asimismo, para el caso de que estalle el movimiento de huelga, se exige de esa institución, el pago dé los gastos que origine el conflicto..."